Durante el levantamiento de Cherán, Michoacán, una de las acciones determinantes fue expulsar a la policía municipal y estatal, organizaciones que los ciudadanos sabían aliadas al crimen organizado.
Para suplir el vacío y protegerse ante los avances de los grupos delincuenciales, los ciudadanos de Cherán; agricultores, comerciantes o transportistas por igual, tomaron las calles para patrullar su comunidad, al principio armados solo con cohetones y garrotes de madera. Cuando la policía entrego su equipo se vieron en la necesidad de organizar una fuerza de seguridad a la que llamaron «Ronda Comunitaria».
Hoy son más de 80 elementos regularmente pertrechados y armados los que conforman la ronda, recibiendo sueldos promedio de cuatro mil pesos al mes (alrededor de 220 dólares) y trabajando más que nada por el orgullo de servir a su comunidad, que se ha vuelto la más segura en un estado afectado por el tráfico de drogas, las extorsiones y los secuestros.