Las bases del origen del conflicto político en Haití están en las elecciones presidenciales de 2015, en las que participó Jovenel Moïse, del partido oficialista Tet Kale, quien fue asesinado en la madrugada de este miércoles. En ese momento hubo un vacío de poder por un supuesto fraude cometido durante esos comicios. En vista de que Michel Martelly culminó su mandato y el proceso electoral estaba bajo revisión quedó el país bajo el mandato interino de Jocelerme Privert, presidente del Senado.
Dos años más tarde, en el 2017, Moïse fue nombrado presidente tras un largo proceso. En la primera vuelta de las elecciones de 2015 se convirtió en el candidato más votado, con 32,76% de los sufragios. En diciembre se midió contra Jude Celestin, de la Liga Alternativa por el Progreso y Emancipación Haitiana, quien obtuvo 25,29%.
Se denunció fraude masivo a favor de Moïse, lo que obligó a revisar los resultados. El candidato opositor se negó a participar en la segunda vuelta del 24 de enero de 2016, por considerar que había parcialidad. Posteriormente, el Consejo Electoral Provisional invalidó los resultados de 2015 y convocó nuevas presidenciales para el 9 de octubre, a las que concurrió Moïse.
Estos comicios fueron aplazados por el paso del huracán Matthew y en noviembre de 2016, Moïse se alzó con 55,60% de los votos en la primera vuelta. Lo que le daría la victoria. El 3 de enero de 2017, fue declarado oficialmente nuevo presidente de Haití.
¿Cómo llegó Moïse al poder?
En el 2015, Moïse prometió llevar agua corriente y electricidad a todo el país. Una de sus cartas de presentación durante la campaña electoral fue su origen rural. También el éxito de algunas de sus iniciativas empresariales, por lo que se presentó como un ejemplo de que era posible salir adelante.
En las elecciones de noviembre de 2016 solo participó 21% de la población y obtuvo 600.000 votos en un país de 11 millones de habitantes. Con poco respaldo en la calle y bloqueado por el Parlamento, Moïse gobernaba por decreto desde hace un año, lo que ha sido criticado por la comunidad internacional.
Al mes siguiente de haber sido declarado presidente, nombró primer ministro a Jack Guy Lafontant. Sin embargo, el 14 de julio de 2018 renunció en medio de violentas protestas provocadas por un plan propuesto para aumentar los precios del combustible.
En menos de un mes, el 5 de agosto de 2018, Moïse anunció que Jean-Henry Céant sería el nuevo primer ministro de la nación. Pero el 18 de marzo de 2019 la mayoría de la Cámara de Diputados de Haití votó para destituir a Céant, cuyo cargo aún no había sido ratificado por el Parlamento. Jean Michel Lapin fue nombrado primer ministro interino tres días después y luego fue nombrado primer ministro en abril.
Un país con dos presidentes
Desde el febrero de 2016 Haití tenía dos presidentes. Moïse, de 52 años de edad y quien estudió Ciencias de la Educación, y Joseph Mécène, un juez de 72 años apoyado por la oposición, que juró el cargo con un mensaje grabado en una habitación sin más testigos que su cuenta de Facebook y una bandera de Haití.
El autonombramiento de Mécène llegó acompañado de disturbios de grupos violentos en las calles de Puerto Príncipe. A la misma hora que se proclamaba presidente, aterrizaba en Puerto Príncipe un avión procedente de Estados Unidos con medio centenar de emigrantes deportados.
Reforma constitucional
El mismo Moïse aseveró que algunos de los males de la inestabilidad política en Haití tienen que ver con la Constitución de 1987, que se propuso reformar. El nuevo texto crearía el cargo de vicepresidente y eliminaría el de primer ministro, uniría al Congreso y al Senado en una sola cámara y dotaría derechos para elegir y ser elegido a los haitianos en el exterior.
“Otro cambio importante tiene que ver con la diáspora. ¿Cómo usted puede entender que queden a un lado de la construcción del país los haitianos más capaces y económicamente fuertes del país? Hoy no tienen ni siquiera derecho al voto y quiero que puedan elegir y ser elegidos para ministros o diputados”, aseguró Moïse.
Intento de golpe de Estado
El 7 de febrero de 2021 el Consejo Superior del Poder Judicial dictó una resolución que daba por concluido el mandato de Moïse. Ante ello, denunció que un grupo de familias y empresarios “que controlan los principales recursos del país, que siempre han puesto y quitado presidentes y que utilizan la calle para crear desestabilización”, con el apoyo de jueces, tramaban el golpe de Estado y estarían preparando un magnicidio
“Mi mandato empezó el 7 de febrero del 2017 y termina el 7 de febrero del 2022. Entregaré el poder a su propietario que es el pueblo de Haití. Los oligarcas corruptos acostumbrados a controlar a los presidentes, a los ministros, al parlamento y al poder judicial piensan que pueden tomar la presidencia, pero solo hay un camino: elecciones. Y yo no participaré en esas elecciones”, señaló en ese entonces.
Sobre quién estaba detrás del intento de golpe, el mandatario señaló sin citarlos a los Vorbe, una de las familias más poderosas, dueñas de la electricidad en el país. “El golpe de Estado no es un hecho puntual sino una secuencia de acciones. Hasta ahora los gobiernos eran títeres de los grupos económicos, pero hoy esto no sucede y nuestras decisiones sientan muy mal a quienes se sienten poderosos e intocables. Un pequeño grupo de oligarcas están detrás del golpe y quiere apoderarse del país”, dijo a El País.
¿Quiénes estaban a favor de que concluyera su mandato?
Durante los últimos cuatro años Moïse mantuvo buenas relaciones con el presidente estadounidense, Donald Trump, debido, entre otras cosas, a su activismo contra Venezuela. Con la llegada de Joe Biden al poder, tanto el Departamento de Estado de Estados Unidos, la Organización de Estados Americanos y el Core Group (países amigos entre los que está Canadá, Estados Unidos, Francia, España o Brasil) respaldaban la opción de que concluyera mandato en 2022, aunque exigían restaurar el equilibrio de poder.
Acusaciones de corrupción
El 7 de febrero de 2017 Moïse tuvo que declarar ante un juez por las sospechas de lavado de dinero, investigación iniciada en 2013. Éél rechazó las acusaciones.
Asimismo, las manifestaciones en las calles exigían conocer el destino de los fondos de Petrocaribe, ante las sospechas de corrupción. Las protestas arreciaron en 2019, justo cuando cumplía dos años en el poder.
El 31 de mayo de ese año la Corte Superior de Cuentas envió al Parlamento su informe sobre el destino de los fondos de Petrocaribe y apuntó que las empresas de Moïse y de su predecesor Martelly habían sido beneficiadas con proyectos millonarios que no se habían ejecutado. Desde entonces continuaron las manifestaciones violentas.
Violencia en Haití
Aunado a la crisis política por corrupción, escasez de combustible, hambre e inseguridad, la población haitiana teme a la fuerza que han adquirido las bandas violentas. Los secuestros y robos son habituales en la capital del país y organizaciones como Médicos Sin Fronteras han tenido que suspender algunas consultas, que solo ellos atienden en la nación, por la frecuencia de tiroteos en la región a cualquier hora del día.
Ante esta situación, Moïse dijo que “desde mi llegada al poder, estamos persiguiendo a bandas y poderosos narcotraficantes que actúan como si el país les perteneciera. Luchamos contra todo un negocio de armas en el país”.
En entrevista con BBC Mundo en 2019, cuando Haití atravesaba otra ola de protestas, aseguró que la solución a los problemas que atravesaba Haití residía en «la unidad, la serenidad y la calma y la convivencia».
En 2020, la celebración más grande del año en Haití, el Carnaval, se canceló después de que protestas mortales y disparos interrumpieran el primer día de festividades en Puerto Príncipe.
¿Qué le espera a Haití?
Para 2021 están previstas que se celebren las aplazadas elecciones legislativas, así como la convocatoria de presidenciales para septiembre y noviembre en las que Moïse había dicho que no podía ser candidato.
Actualmente, el país se encuentra a cargo del primer ministro interino, Claude Joseph.
Con información de El País y BBC