China, Rusia, Irán, Turquía y Cuba han hecho un frente común para “apoyar la expansión del autoritarismo alrededor de todo el mundo”, aseguró el dirigente venezolano Leopoldo López durante su intervención en el Oslo Freedom Forum. Este bloque que han formado estos regímenes antidemocráticos está funcionando, explicó, “al estilo de un network. Ellos se alimentan entre sí, se ayudan entre sí, aprenden entre sí” con el propósito de reprimir y controlar.
López luego le aseguró a los medios de comunicación que la posición que asumió durante el Forum, el cual se realizó en Miami los días lunes y martes de esta semana, es para “enfrentar un problema global”.
“Hay unos países muy poderosos que están detrás de las dictaduras. En el caso particular de la dictadura de Venezuela y Nicolás Maduro, cuando la gente pregunta por qué Maduro sigue en el poder, respondo que hay distintas razones. Pero yo estoy convencido de que la principal de ellas es que Nicolás Maduro tiene el apoyo de China, Turquía, Rusia, Cuba e Irán”, afirmó.
De hecho, ese apoyo ha sido documentado. En junio de este año, David Voght, director de IDP Latin America, puso en evidencia en el foro “Latin America: Challenges to the United States”, organizado por el Centro para la Democracia y la Investigación Política de Palm Beach, la influencia que China e Irán tienen en Venezuela y cómo esta se ha afianzado con las sanciones impuestas por Estados Unidos a la industria petrolera venezolana.
“China le ha dado a Venezuela a lo largo del tiempo miles de millones de dólares -aproximadamente 60 millardos- a través de préstamos mediante acuerdos petroleros. En ese tiempo China buscaba el suministro a largo plazo de Venezuela y estos convenios le dieron gran apoyo al plan político de Hugo Chávez”, aseguró.
En retribución, Petróleos de Venezuela le dio a la nación asiática inmensos proyectos para la explotación de petróleo bajo el esquema de empresas mixtas, donde la estatal venezolana tenía la mayoría accionaria. “CNPC (China National Petroleum Corporation) tiene cinco acuerdos estratégicos con Pdvsa y solo uno produce algo más de 300 mil barriles al día. Hoy no hay nuevas compras de activos ni inversión. Desde 2016 China no ha firmado ni un solo nuevo acuerdo con Venezuela”, sostuvo Voght.
Sin embargo, la situación está cambiando. En septiembre la agencia Bloomberg aseguró que CNPC, el principal productor de petróleo de China,está sentando las bases para reactivar la producción en Venezuela mientras Maduro finaliza la legislación para atraer más inversión internacional.
“China National Petroleum Corp está enviando ingenieros y personal comercial y examinando las empresas locales para los trabajos de mantenimiento en una instalación de mezcla de petróleo que opera con Petróleos de Venezuela SA (…) CNPC también se está poniendo en contacto con proveedores de servicios locales para impulsar potencialmente la producción de crudo en otras cinco empresas con el productor estatal venezolano”, afirmó Bloomberg.
Si bien las medidas de CNPC aún son preliminares, según Bloomberg, “son las primeras señales de que uno de los socios internacionales más importantes de Venezuela está considerando regresar al país en serio después de dos años de escasa inversión”.
Ahora, la influencia de China en Venezuela no se limita al negocio petrolero. Robert Evan Ellis, profesor e investigador de Estudios Latinoamericanos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, afirmó en el mismo foro en el que participó Voght que “China también ayudó al régimen de Maduro a espiar a la oposición en Venezuela. Esto demuestra la fuerte presencia del gigante asiático en nuestro hemisferio y su participación en el detrimento de la democracia de los países latinoamericanos”.
En el portal Global Voices se señala que Maduro ha utilizado la tecnología para implementar mecanismos de control social y frustrar la libertad de expresión en Internet. “Los críticos han señalado que el gobierno venezolano pretende emular el estado de vigilancia que impera en China, y que China ha exportado con entusiasmo este modelo a Venezuela”.
Agrega que “la participación de China en el desarrollo de mecanismos utilizados para socavar la democracia y los derechos humanos en Venezuela se vuelve de particular interés cuando se habla de la naturaleza de las relaciones bilaterales. Durante años, activistas y periodistas han señalado que el gobierno está mejorando en la implementación de los mismos mecanismos vistos en China para limitar e incluso bloquear el acceso a Internet”.
Y como lo ha reiterado Luis Fleischman, cofundador del Centro para la Democracia y la Investigación Política de Palm Beach, China busca ampliar, a través de distintos mecanismos, los horizontes de su política llamada “Belt and Road”, en la cual América Latina es la perfecta candidata para expandir su poder económico y comercial, pues el “autoritarismo populista” es una garantía de expansión. “Por eso su interés en apoyar estos gobiernos, sean de izquierda o derecha. Una expansión de la democracia global afectaría la situación interna en China”, afirmó.
Con respecto a Irán, Fleischman ha destacado el interés estratégico y político de esa nación“mediante una alianza con países antiamericanos que podrían ayudarse mutuamente tanto a evadir sanciones, como ya lo han hecho, como para recibir apoyo a su programa nuclear, en caso de que se vea acorralado por Estados Unidos”.
En el caso de Venezuela, la alianza con Irán también abarca el sector petrolero. De acuerdo con un artículo publicado por Reuters el 25 de septiembre, en una reunión en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas realizada en Nueva York, los cancilleres de Venezuela e Irán se comprometieron públicamente a fortalecer el comercio bilateral
Venezuela acordó, según la agencia de noticias, “un contrato clave para intercambiar petróleo por condensado iraní que puede utilizar para mejorar la calidad de su crudo, con los primeros cargamentos planeados para entrega esta semana, dijeron cinco fuentes cercanas al acuerdo”.
El pacto entre las estatales Pdvsa y la Compañía Nacional de Petróleo de Irán (NIOC) profundiza la cooperación entre las naciones, en momentos en que Venezuela busca reavivar sus exportaciones pese a las sanciones impuestas por Estados Unidos. Además, Reuters revela que en principio está previsto que el acuerdo de canje dure seis meses, con posibilidad de extenderse.
Y a medida que se fortalecen las alianzas de Venezuela con China e Irán, estos países avanzan en su influencia y van llenando el vacío que están dejando las multinacionales occidentales bien sea porque decidieron abandonar sus operaciones, o porque han visto restringidas sus actividades debido a las sanciones de Estados Unidos a la industria petrolera.
En lo que va de año, la francesa Total y la noruega Equinor salieron de la empresa mixta Petrocedeño, mientras que la japonesa Inpex Corp vendió sus activos de petróleo y gas en Venezuela a Sucre Energy Group, un completo desconocido en el sector de hidrocarburos. Mientras, desde la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro selimitan las operaciones de las compañías estadounidenses en el país.
Autoritarismo: propuestas para enfrentar un fenómeno global
Sin embargo, según Leopoldo López sí se puede hacer frente a ese bloque de países antidemocráticos, pero para ello hay que reconocer que el autoritarismo es “un problema global”. Indicó que “en los últimos días hemos escuchado muchos testimonios de personas de Nicaragua, Cuba, Irán, Corea del Norte y de otros países y nos damos cuenta ahora que se trata de un fenómeno global y todos nos estamos enfrentado a los mismos problemas, independientemente de que sea África, Asia, América Latina o Europa”.
Para frenar ese avance, el líder opositor lo primero que propone es “unirnos y organizarnos”. Dijo que es necesario unir y organizar los movimientos de todos los países que están enfrentado el autoritarismo. “A todas las personas con las que he hablado aquí (en el Forum) les he preguntado si forman parte de un global network con otras personas que están enfrentando la misma situación en otros lugares y la respuesta que me han dado es ‘No’ Están aislados en sus países (…) No nos comunicamos entre nosotros, no aprendemos entre nosotros, no pelamos esta lucha de manera unida”.
La segunda propuesta es “ganar la batalla narrativa”. De acuerdo con López, los autoritarios tienen una batalla narrativa y “han ido ganando más y más terreno y nos han estado atacando. Nos llaman terroristas, delincuentes, van contra nosotros desde el punto de vista moral. Ellos usan y manipulan los medios a fin de asesinarnos moralmente. Tenemos que ganar la batalla narrativa y repensar la narrativa sobre libertad y democracia(…) Necesitamos crear sentimientos positivos. Debemos hacer que la democracia y la libertad sean sexy otra vez”.
Como tercer punto plantea “tomar ventaja de las nuevas tecnologías”. A su juicio, pueden representar una amenaza, pero también una oportunidad. “Hoy la tecnología es una amenaza a la libertad. China esvcada vez más autoritaria con el uso de la tecnología y esa tecnología está siendo exportada al resto del mundo. Están usando no solo inteligencia artificial, sino también otros mecanismos para aumentar el control sobre la sociedad. Pero estoy convencido de que la tecnología puede ser una oportunidad con el propósito de unir a las personas, de comunicarse, para atraer financiamiento, educar a los líderes en las ideas de libertad”.
Y los más importante para López es que “debemos tener la voluntad de pelear y de luchar juntos”. “Es una lucha que nos ha llevado a lugares difíciles, que nos ha llevado a la cárcel, al exilio y hemos sido señalados de terroristas y de personas que han cometido crímenes. Debemos internalizar que la lucha por la libertad en Nicaragua, Cuba, Bielorrusia, Rusia, China, Venezuela es la misma lucha. Si tenemos ese voluntad de luchar, estoy convencido de que seremos escuchados”, puntualizó.