Un día antes del 24 de junio, fecha en la que se conmemoraba el bicentenario de la Batalla de Carabobo en Venezuela, una de las principales gestas militares de la Guerra de Independencia, Nicolás Maduro conversó vía telefónica con el mandatario electo de Irán, el clérigo ultraconservador y jefe del Poder Judicial, Ebrahim Raisi. El gobernante venezolano aseguró que acordaron estrechar los lazos entre ambos países.
Sin embargo, no se trata de una simple conversación. Para Douglas Farah, periodista y presidente IBI Consultants, “hay que saber leer dónde están las prioridades de Maduro y esto es un indicador”. Afirmó que tanto Venezuela como Irán “buscan maneras para mostrarse entre ellos solidaridad y con gestos que no cuestan dinero, pero que envían un mensaje”.
De hecho, para Farah y Luis Fleischman cofundador del Centro para la Democracia y la Investigación Política de Palm Beach, una vez que Raisi asuma como nuevo presidente de ese país los vínculos entre Irán y Venezuela se estrecharán y los riesgos para el hemisferio y Estados Unidos serán mayores.
Maduro lo dejó bien claro cuando en su cuenta de Twitter escribió que Seyed Ebrahim Raisi y él acordaron fortalecer “nuestros lazos de hermandad y cooperación para avanzar en la lucha conjunta frente a las agresiones imperiales en contra de nuestros pueblos”.
Días antes, el sábado 19 de junio, ya Maduro lo había felicitado por su elección como nuevo gobernante de Irán, y le aseguró que cuenta con su “apoyo incondicional” “y de la revolución bolivariana” para profundizar “aún más” las relaciones entre ambos países y “de esta manera enfrentar las batallas por la justicia social, la dignidad y la soberanía”.
Raisi, a quien Maduro expresa su solidaridad, es un pilar del poder judicial de Irán y, según han denunciado varios activistas en el exilio, responsable de violaciones de los derechos humanos, incluidas las ejecuciones masivas de presos de la oposición en 1988. “El único lugar para Raisi es el banquillo de los acusados, no la presidencia”, ha dicho Shadi Sadr, directora ejecutiva de la ONG Justice for Iran, con sede en Londres.
“Las relaciones van a ser más fuertes y la razón es que en el pasado la última palabra la tenía el Ayatola Jomeini cuando había discrepancias de opiniones entre el presidente Hasán Rohaní y el ministro de Relaciones Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, pero a veces tomaban en cuenta lo que planteaba el presidente reformista. Pero ahora no, ahora todos están de acuerdo que mientras más línea dura, mejor”, indicó Fleischman.
Parte de esa política de línea dura, agregó el especialista, tiene que ver no solo con el programa nuclear, sino también con la expansión iraní más allá del medio oriente, hacia América Latina. “Lo que se espera es que Irán refuerce relaciones con Venezuela y Bolivia y otros países que podrían acercarse como Cuba y Nicaragua. La política de Irán hacia América Latina va a ser más agresiva porque no existe un mínimo de balanceo entre la presidencia y el Ayatola”, apuntó.
En contraparte, de acuerdo con Farah, Nicolás Maduro querrá mostrar ante Estados Unidos que está fuerte, que no está por caer con estas negociaciones que han comenzado a andar de nuevo. “Me parece equivocada la idea de que uno pueda negociar con Maduro y tratar de recomenzar el proceso. Con eso siempre tratan de mostrar fuerza”, dijo.
“Relaciones peligrosas” para el hemisferio y EEUU
Para Farah, en este momento Irán está desesperado y bloqueado no solo por las sanciones de Estados Unidos, sino también por su crisis interna, por lo que ahora el riesgo de que ese país y Venezuela intenten algo contra Estados Unidos es mayor. “Ellos (Irán y Venezuela) creen que la administración de Biden no está poniendo tanta atención a la situación de conflicto con Venezuela y creo que están viendo que habría la posibilidad de molestar sin pagar un precio muy alto”, afirmó.
Una de las vías para molestar a Estados Unidos sería con el envío de gasolina a Venezuela; sin embargo, para Farah no es una medida que puede durar mucho tiempo. “Se dio en una coyuntura cuando Irán tenía sobreproducción de gasolina y por la covid no había viajes internos. Pero sí van a buscar cómo enviar armas, barcos armados y cómo meterse en el hemisferio para provocar una reacción y después decir que tiene derecho internacional de hacer ciertas cosas”, explicó.
Una investigación realizada por The Mail on Sunday reveló que Irán cuenta con una «armada fantasma, conformada por 123 barcos trasatlánticos petroleros, para evadir las sanciones impuestas por Estados Unidos a Irán. Transportan petróleo del mercado negro a China con el objetivo de financiar el programa nuclear secreto del país persa, indica el estudio.
Los expertos en inteligencia, según la investigación, advierten que la flota ampliada muestra que Irán, con su recién electo presidente conservador, está impulsando el desarrollo de su capacidad nuclear a pesar de las restricciones internacionales.
Farah está convencido de que “más que hacer algo fuerte”, Irán y Venezuela van a hacer lo máximo para ver cuál es la línea roja que no pueden cruzar. “¿Van a mandar armas? Bueno, van a intentarlo. Si dejan pasar eso, llega otro más grande y otro más grande… Mientras, Estados Unidos, la Unión Europea y los demás países están distraídos con las decisiones internas que está tomando la administración Biden: apoyar a Guaidó, las negociaciones con Maduro…”
En ese contexto de “situaciones complicadas”, según Farah, “tanto Irán como Venezuela tratan de aprovechar al máximo porque se imaginan, y muchas veces han tenido razón a través de los años, que Estados Unidos y la Unión Europea toman una pausa para pensar qué debería hacer”. Y mientras ellos hacen eso, “Irán y Venezuela meten más armas, más gasolina más drones, más asesores. Siempre es un peligro estos momentos de tensión e incertidumbre”.
Fleischman también es de la opinión que las relaciones entre Venezuela e Irán pueden ser más peligrosas de lo que ya son. “Imagínenos que hay misiles iraníes en Venezuela y que Irán tiene la capacidad de usarlos desde territorio venezolano. Esto va a llevar a una acción de represalia contra Estados Unidos. Irán podría tener acceso a ciertos barcos norteamericanos y bases norteamericanas en el Caribe. Irán no le debe nada nadie, puede ser que los actos de sabotaje se trasladen en América Latina, el ´barrio´ donde Estados Unidos existe”.
De allí que esté seguro de que los barcos iraníes con destino a Venezuela no solo transportan gasolina, sino también “armamento, misiles y la Guardia Revolucionaria, incluso gente de Hezbolá, puede haber terroristas”
Retos para la administración de Joe Biden
Douglas Farah advirtió que se está en un momento muy delicado porque la administración del presidente Joe Biden está tratando de tener un balance entre negociar con Irán y no permitir que ellos avancen en términos reales en el hemisferio. “Están apoyando la negociación en Venezuela y no quieren que el proceso llegue al fracaso. Pero hay una serie de factores en juego y Estados Unidos no ve ese problema como prioridad. El otro factor es Rusia, que está queriendo meterse más en el hemisferio y lo hace a través de Irán. No es que dé luz verde a Irán, pero lo apoya más”.
Dijo no ve una política claramente articulada de parte del gobierno de Biden. “No han trazado una línea muy clara de lo que es su propia política porque es anti Maduro, pero pro negociación”.
Ante ello, Farah propone la articulación de una política claramente aceptable: “¿Cuál es la política de Estados Unidos y qué estamos buscando? ¿Cuáles son las líneas rojas que no se pueden cruzar para Estados Unidos en el hemisferio? Sin eso van a ir intentando hasta ver qué pasa y eso va a generar más confusión y sabrán aprovecharse eso”.
Por eso, insiste en que hay que hacer un esfuerzo coordinado y conjunto contra lo que él llama las alianzas de los Estados criminalizados. “En vez de ver a Venezuela como un problema aislado, hay que verlos a todos, eso incluye a Nicaragua e Irán, como una empresa criminal conjunta. Si uno quiere tener un impacto real, tiene que atacar principalmente a los medios financieros, a Daniel Ortega y sus testaferros, a Nicolás Maduro y sus empresas que siguen funcionando en Estados Unidos y Europa y a Irán con Turquía y el oro “.
Luis Fleischman propone otras medidas. Si bien reconoce que las sanciones son un elemento de presión, a su juicio, no son suficientes para frenar a Irán y al régimen de Maduro. Considera que Estados Unidos debería “controlar lo que entre al Caribe, sean barcos chinos, rusos o iraníes”. Una alternativa es a través de un bloque marítimo que, “no es una medida que quieren tomar porque pueden considerarlo un acto de guerra, pero no creo que vaya haber una guerra por bloquear barcos iraníes”, tendría que haber “un boque marítimo total”.
Irán y Venezuela con la misma estrategia
Irán y Venezuela han logrado mantener sus relaciones políticas y comerciales, pese a las sanciones de Estados Unidos. De hecho, varios tanqueros iraníes con petróleo, gasolina, diésel, e incluso aditivos para la refinación, llegan con regularidad a puertos venezolanos, utilizando varias estrategias para burlar los controles.
Uno de los primeros barcos en llegar al país fue el petrolero Forest, que ancló en puerto venezolano, fuera de los radares y con el localizador (GPS) apagado.
“Estas estrategias las vienen usando las embarcaciones iraníes para que no sean detectados a nivel internacional. Cabe recordar que cuando el barco Forest llegó, lo hizo a la refinería el Palito, en el estado Falcón y allí descargó 270.000 barriles de gasolina. Posteriormente, se trasladó a la refinería Cardón y Amuay”, ha explicado en diversas oportunidades Iván Freites, miembro de Federación Unitaria De Trabajadores Del Petróleo de Venezuela.
Sin embargo, el Forest no es la única embarcación que ha llegado en los últimos meses a Venezuela, según el portal web de rastreo y monitoreo satelital de embarcaciones Tanker Trackers, los barcos cisternas Fortune y Faxon también han suministrado gasolina a Venezuela durante 2020 y 2021.
Emanuele Ottolenghi, de la fundación para la Defensa de las Democracias, aseguró a la Voz de América que Irán tiene más de cuatro décadas de experiencia evadiendo sanciones y que estas enseñanzas las comparte con Venezuela. “Parte de la estrategia, es esconder símbolos, banderas o utilizar datos de otras embarcaciones y hasta el momento no se ha incautado otro barco petrolero”, comentó.
El Irán de Raisi apoyará a China en plan de control sobre Venezuela
Raisi es un líder que se considera de línea ortodoxa por su formación en un seminario y por el desempeño que tuvo en el Tribunal Supremo de su país. Sus declaraciones, además, se dirigen a reforzar posiciones radicales, afianzar el apoyo de China y de esa manera aumentar el control en otras naciones sancionadas por Estados Unidos, entre las que se encuentra Venezuela.
La Comisión del Congreso de Estados Unidos que monitorea las relaciones económicas y de seguridad con China presentó un informe que advierte sobre los vínculos que existen entre los gobiernos de Pekín y Teherán, el cual resulta pertinente en un momento en el que Raisi, lejos de propiciar un acercamiento con el presidente Joe Biden, afianza la distancia sin abrir la posibilidad de negociaciones dentro de un acuerdo nuclear.
“Irán ve a China como un salvavidas económico fundamental y un partidario diplomático contra la presión de Estados Unidos”, señala el reporte elaborado por Will Green, analista en materia de relaciones internacionales, y Taylore Roth, experto en materia de comercio exterior para esta comisión. “Como principal cliente de petróleo de Irán, China es un activo valioso para el régimen iraní al tiempo que profundiza su influencia sobre el país y al invertir también en la infraestructura energética y la integración regional busca un mejor acceso a la energía y las materias primas iraníes”, acota el documento.
El informe indica que China e Irán mantiene una cooperación de defensa y comparten inteligencia, presuntamente para contrarrestar la red de espionaje estadounidense. Además, el régimen de Pekín ha apoyado los programas de misiles balísticos y de crucero de Irán, incluso a través de la tecnología para sistemas de misiles.
Un aspecto revelador de este documento se refiere a la forma como las compañías petroleras chinas –que tienen presencia en Estados Unidos- han logrado evadir las sanciones de Washington contra el crudo iraní recurriendo a mecanismos similares a los que también ha llevado adelante Petróleos de Venezuela (Pdvsa) para enviar sus productos hacia el país asiático.
“Las ventas de crudo iraní a China recurren a identificación falsificada de Malasia, Emiratos Árabes Unidos y Omán, y se han incrementado desde finales de 2020 debido a la expectativa de que el gobierno de Joe Biden flexibilice las sanciones”, indica el reporte. “Las sanciones y la presión de Estados Unidos contra Irán han impactado negativamente los intereses de empresas de tecnología chinas”, añade.
El caso con Pdvsa resulta similar si se toma en cuenta que los reportes de exportación que suministra mensualmente la firma Refinitiv semejante a los que suministra de Irán, es decir, el crudo venezolano tipo Merey también llega a China con etiqueta de Malasia y básicamente porque los gobiernos de Caracas y Teherán han recurrido al mismo mecanismo para eludir las sanciones de Estados Unidos.
El presidente Nicolás Maduro se ha adelantado para reforzar las estrechas relaciones de Venezuela con Irán, las cuales fueron impulsadas por Hugo Chávez y Mahmud Ahmadineyad. Pero en materia petrolera han sido intensificadas por él y Hassán Rouhaní y ahora intentan ser reforzadas con el nuevo mandatario iraní.
Reportes internos de Pdvsa señalan que buena parte de la recuperación parcial de las refinerías venezolanas la ha realizado China, pero lo ha hecho a través de Irán, aunque con limitaciones tomando en cuenta que la tecnología de estos complejos industriales en buena medida es norteamericana.
“Irán formó un puente aéreo y marítimo a través del Atlántico, basado en una red de la Guardia Revolucionaria Islámica en terceros países, lo que generó múltiples rutas entre Irán y Venezuela. Por ejemplo, Argelia y Serbia son puntos de reabastecimiento de combustible para rutas aéreas, mientras que Sudáfrica es un punto de circunnavegación alternativo a la ruta marítima entre Irán y Venezuela”, señaló Joseph Humire, director ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre y Segura, un think tank con sede en Washington.
Indicó que el puente permite utilizar diversas tácticas de evasión marítima. como cambiar banderas, el nombre y el color de las embarcaciones iraníes, y apagar sus transbordadores a la mitad del viaje, para que los barcos iraníes lleguen a Venezuela sin ser detectados. No obstante, “en 2020 se incautó el cargamento de algunos petroleros iraníes, gracias a esfuerzos de decomiso civil estadounidenses. Aun así, Irán sigue luchando por legitimar su presencia en Venezuela”, acota.
Una pregunta a contestar
¿Cómo se actualizará la cooperación entre China, Rusia e Irán bajo la era Raisi? Esa es la principal interrogante que domina en las agendas diplomáticas de Pekín y Moscú. Todo sería más claro si Estados Unidos tuviera a Donald Trump en un segundo mandato, pero eso cambió con la llegada de Biden, que ha mostrado su interés de llegar a acuerdos con Teherán
“El avance de las relaciones Irán-China e Irán-Rusia siempre han sido apoyadas por el líder supremo Alí Khamenei y la administración Raisi continuará con el marco y los mecanismos de cooperación existentes con China y Rusia”, sostiene Niu Song, profesor para Estudios sobre el Medio Oriente de la Universidad de Relaciones Internacionales en Shanghai. Agrega que después de asumir el cargo, el gobierno de Raisi continuará las prácticas del gobierno de Hassán Rouhani y mantendrá una interacción relativamente estrecha con China y Rusia.
Sin embargo, hay espacios para las dudas en Irán: los acercamientos que estas dos naciones han tenido con un enemigo acérrimo de Teherán como es Arabia Saudita. Beijing ha estrechado vínculos de negocios con el gobierno de Ryad y por el otro la cooperación en materia petrolera que los sauditas han desarrollado con los rusos con el acuerdo de la OPEP+.
“Los lazos cada vez más profundos de China con los adversarios regionales de Irán, como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, obligan a China a lograr un equilibrio entre su relación con Irán y estos socios emergentes. Mientras tanto, el régimen iraní busca con entusiasmo el comercio y la inversión chinos, pero sigue siendo cauteloso de depender demasiado de China económicamente”, expresa el informe elaborado por los expertos del Congreso estadounidense.