Una parroquia de Caracas se apoya en la música para frenar la violencia

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    San Agustín es una de las 23 parroquias que conforman el casco central de Caracas, circunscrito en el municipio Libertador, uno de los cinco que conforman la división política de la capital venezolana. Esa localidad tiene una trayectoria vinculada con el deporte y la música. Fue allí donde se construyó el primer estadio de béisbol, que afianzó la afición por este deporte a principios del siglo XX y también donde se establecieron y crecieron músicos principalmente de instrumentos de percusión y cuerdas que dieron origen al Grupo Madera en la zona de Marín.

    También San Agustín fue referencia en el mundo del espectáculo con la apertura del Teatro Alameda, que por varios años fue uno de los escenarios más importantes no sólo en la ciudad sino en América Latina para cualquier artista, principalmente cantantes de música afro caribeña.

    A finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado, con el crecimiento de los índices de criminalidad en Caracas, esa comunidad se organizó y aprovechó su fortaleza musical para incorporar a los niños en programas de formación con el fin de que aprendieran a tocar algún instrumento, se les generara una disciplina vinculada con el quehacer cultural y de esa manera evitar que desde temprana edad, en sus tiempos libres o de ocio, pudieran ser captados por alguna banda delictiva.

    Más recientemente, con la puesta en marcha del sistema de metrocable, se ha dado una integración entre los habitantes de la parte baja de San Agustín del Sur y los habitantes que construyeron viviendas informales en la montaña contigua –los llamados ranchos- hoy día consolidados como pequeñas casas de cemento en las zonas de La Charneca, Hornos de Cal, La Ceiba y la Fila de Marín.

    Los impulsores de estas iniciativas de paz no se conforman y dieron marcha al proyecto Cumbe Tours, que ha comenzado a promover paseos turísticos mensuales los días sábados, de manera que personas que no viven en San Agustín conozcan la trayectoria histórica de esta parroquia pero también degusten parte de la comida local como los patacones con salsa guasacaca o las empanadas “carteluas”, rellenas de queso, carne, pollo y plátano, e incluso hasta pepitonas o el pescado que llaman cazón.

    En el recorrido no falta la música para escuchar y bailar durante todo el trayecto, el cual concluye de noche en “El Fogón de Emilio”, local abierto en una de las emblemáticas casas de San Agustín con sus ventanales y balcones internos, para escuchar lo mejor de la música latina. Lo más importante para los  organizadores de Cumbe Tours, que se conozca como una comunidad puede crear un oasis dentro de la capital venezolana.

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