Con su voz grave y una gorra de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Víctor Anasagasti recibe a quien se detiene frente a su puesto de películas. Dependiendo de los gustos de quien observa, le recomienda algún título con el propósito de que deje un aporte en el espectador.
Cada día, desde hace 25 años, va a la UCV. Se ubica en una esquina de la Escuela de Comunicación Social, ahí llegó hace 15 años. Antes, ofrecía libros pero fue en las cintas cinematográficas donde encontró su pasión.
Anasagasti disfruta recomendar películas y hablar con las personas que hacen vida en esta universidad. Si en algún momento has ido a la UCV a comprar películas seguramente conociste a Víctor.
Aunque ha estado más de dos décadas trabajando en la UCV, antes laboraba en una oficina como administrador, carrera que obtuvo en la Universidad Simón Rodríguez. Al ejercerla se percató de que ese no era su lugar, que quería estar en contacto con la juventud y dar un aporte, por ello cuando tuvo la oportunidad en la UCV, la tomó, y ahora se considera ucevista de corazón.
Para Víctor, la universidad es un reflejo del país y «el cine es un enorme sueño de todos y cada uno de nosotros hecho realidad. Una ventana de posibilidades», afirmó.
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