Colocar tapitas a los tacones o suelas a los zapatos se volvió más complicado en Caracas como consecuencia del cierre de locales que realizaban este tipo de trabajo, aseguraron artesanos y consumidores que solicitaron guardar sus nombres en reserva.
«En el circuito de Candelaria, avenida Fuerzas Armadas y San José ya no quedan establecimientos que reparan calzado», destacó un consultado. Reveló que los dueños se fueron del país o clausuraron el local porque el negocio no era rentable.
De hecho, los locales se convirtieron en bodegones y tiendas de otros rubros más atractivos, como una distribuidora de cauchos y repuestos para motos.
«El aumento constante del alquiler del local, más los impuestos municipales y el aseo urbano, no me permitían mantener el negocio a flote», sostuvo un afectado.
Por ello, precisó, tuvo que emigrar a la calle, donde tiene un puesto y puede atender muchos clientes cobrando precios más solidarios.
Por ejemplo, colocar unas tapitas de tacón se cobra 10 bolívares, mientras que reponer las suelas del zapato de goma o de cuero cuesta 12 dólares.
«Menos mal que en la esquina de Candilito se coloca un zapatero remendon. Hasta hace dos meses debía ir hasta Chacao donde todavía un zapatero tiene un pequeño taller de reparación», contó un ama de casa en San Bernardino.
Un zapatero informal apuntó que otro trabajo muy solicitado es pegar la suela del calzado de tacón y sandalias que suelen desprenderse porque la cola esta vencida.
«Con la flexibilizacion de la cuarentena de la COVID-19 ahora es que se ha recuperado el flujo de trabajo. Espero que el esquema 7+7 no lo vuelvan a imponer», indicó un consultado.
Los zapateros indicaron que los proveedores cobran en dólares y al contado los materiales e insumos.
En ese sentido, el precio del kilo de tachuelas y el par de suelas están en 7 y 8 dólares, respectivamente, mientras que el hilo se consigue a 10 dólares el rollo.
La pega de calzado cuesta entre 9 y 25 dólares según el contenido del envase o si su uso es para pegar tela, cuero, goma o plástico.
«Mi especialidad es hacer zapatos de vestir a la medida y por encargo, pero por el alto costo del alquiler del local y los impuestos municipales traslade la actividad a mi casa», narró un zapatero que combina esa faena con la reparación de zapatos en un puesto callejero.
Los artesanos consultados señalaron que los arreglos los realizan a diario, de allí la exigencia a los clientes de retirar la mercancía en horas de la tarde del mismo día.
«Por cuestión de espacio del puesto, no se pueden guardar los zapatos ya arreglados», insistió un zapatero en Candelaria.