Con el último trimestre de 2019 en puertas, las tres premisas del presidente encargado de Venezuela y de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, no se han cumplido hasta el momento. La presión internacional, con férreas sanciones, no han sido suficientes para lograr un cambio político y Nicolás Maduro sigue en el Palacio de Miraflores a pesar de los cuestionamientos de su legitimad.
La revolución sigue manejando holgadamente en la agenda interna la dominación política en Venezuela. No vemos ningún tipo de indicador de que el régimen está sometido a una crisis de estabilidad o cambio político. Gobernar en estos términos de crisis ha salido muy barato para un Maduro que no invierte en servicios, salud, bienestar y, sin embargo, la población sigue preservando una calma que hace a Maduro manejar la situación de manera fácil y cómoda, explica el jefe del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Metropolitana, Oscar Valles.
Agregó que la misma oposición liderada por Guaidó se ha convertido en un regulador estructural de la crisis política en Venezuela.
Al ser consultado acerca de las estrategias aplicadas por Guaidó desde el mes de enero, indicó: No es que hay fracaso de estrategia, es que no la veo, no existe. Hay una estrategia férrea de la comunidad internacional y firme en organismos multilaterales, pero se sale de las manos de Guaidó. Donde ha fracasado es desde el punto de vista interno.
Guaidó ha perdido un enorme capital político, lo que pasa es que con lo poquito que tienen los otros líderes opositores destaca mucho. De hecho su seguridad depende de la decisión del gobierno, es la revolución quien decide que Guaidó siga en la calle, añadió Valles.
Acerca del proceso de negociación, Valles no considera descabellado que vuelvan porque a Maduro es al que más le interesa. Muchos en Europa recibieron de buena manera el acuerdo con opositores minoritarios, lo que no entiende Guaidó es que la revolución no está dispuesta a firmar un acuerdo integral, solo acuerdos parciales. La revolución no va a reconocer que usurpó el poder, indicó
Valles recomendó a Guaidó sostener conversaciones con sus propios aliados. Lo primero que tiene que hacer Guaidó es generar un diálogo en la oposición, no puede ser que tengan seis y siete voceros con discursos diferentes.
Subrayó que a la revolución hay que cortarla a pedacitos, no de una pedrada como David a Golliat. Si bien la revolución está debilitada internacionalmente, aquí no. No hay protestas de calle, tenemos una oposición de micrófono y de Parlamento.
El analista político y profesor universitario, Alexis Alzuru, señaló que hay un Maduro que sigue en su juego. Como buen alumno de los comunistas y cubanos, aprendió una lección que para ellos es un principio rector: construye una narrativa que te haga aparentar caótico, atrapado, al filo del colapso, aunque hay hechos que así lo indican por los éxitos parciales de la oposición. Indicó que Maduro ha subrayado esa tesis de negociar su salida. Esa narrativa ha permitido que mes a mes los venezolanos estemos creyendo que Maduro va a salir, es una narrativa, no la realidad.
Maduro ha cabalgado sobre una línea comunicativa que disparó la oposición, según la cual estábamos a punto de concretar la transición. Maduro cabalgó sobre esa línea y actuó como el dictador que está a punto de fracasar, dijo.
Al cierre del año uno descubre que Maduro no ha salido. La pregunta es: ¿Este tipo está fuerte o no? Una cosa es el hecho comunicacional y otra el real. Maduro ha invertido el poco dinero que legalmente obtiene Venezuela en reacomodarse militarmente. Resulta que al cierre de 2019 los venezolanos comienzan a descubrir que Maduro no ha salido y además ha fortalecido su infraestructura militar y poder de fuego, explicó Alzuru.
Agregó que el punto no es una oposición más débil o menos débil, sino una oposición que no ha logrado entender que el comunismo trasnacional desde hace casi dos décadas definió un proyecto para ejecutar desde Venezuela, no con Maduro, sino desde que llegó Hugo Chávez a la presidencia.
Alzuru aseguró que Maduro no está débil, sigue ejecutando el guión de su parte del rompecabeza internacional que está en marcha. Hasta que la oposición no comprenda eso no va a establecer el distingo entre lo comunicacional y los hechos políticos. Seguiremos entrampados. Es la misma oposición con los mismos errores, que sigue dividida y sin entender.
Con respecto a la mesa de diálogo con sectores minoritarios de oposición, señaló: Llegaremos a finales de año sin una solución porque nos hemos ido a lo internacional sin ver que fuerzas internas están jugando. No son el bloque de Maduro contra el de Guaidó. Esa visión polarizada es un error. Sin resolución interna el plan de la oposición no va a dar resultado, acotó.
No hay una oposición unificada, hay un chiripero, y lo que acaba de ocurrir con ese chiripero, conformado por la gente de Timoteo Zambrano, Claudio Fermín, entre otros, aunque a uno le parezca un chiste, forma parte de la realidad política venezolana. Conocemos su trayectoria de complicidades, pero eso es irrelevante frente al hecho político, explicó Alzuru.
Resaltó que el 5 de enero va a haber una supuesta ratificación de Guaidó en el parlamento, pero no es descartable que lo cambien debido a este chiripero de fuerzas, se puede construir un escenario de otra oposición. Está en juego el reacomodo de fuerzas políticas de los dos lados. Los éxitos en política no se miden por los titulares de noticias y en la red. La política no se construye con titulares sino con decisiones, con realidades. Si nos guiamos por los titulares, Maduro sale mañana. Pero si te atienes a la realidad, descubres que el 5 de enero puede dar un giro.
Sin embargo, a pesar de descartar la salida de Maduro en el corto plazo, Alzuru considera que en Venezuela ya está en marcha un cambio desde la constituyente. El poder pasó de lo político a lo militar, algo que se acentuó en 2019 por el reacomodo de las fuerzas políticas».
Explicó que ese proceso de transición se inició, pero no es como la narrativa presentada por Guaidó. No va a haber borrón y cuenta nueva, la transición que está en marcha se parece más a un agua sucia que un agua potable. Se va a parecer poco a la tierra prometida que nos ha hecho soñar Juan Guaidó, tampoco es la de María Corina Machado y la intervención. Va haber muchos actores que los venezolanos no quisieran, más chavistas, un proceso lento y confuso del que quisieran los venezolanos, donde lo legal convive con lo ilegal más que un territorio despejado, limpio, transparente, apuntó.