“Lo que no me va a dar el coronavirus, me lo va a dar la depresión”

    0
    911

    “Me pisó la cuarentena. Aunque no estoy contaminada, gracias a Dios hasta el día de hoy, verdaderamente soy víctima del COVID-19”, contó la cantante popular Dayana Moro, mejor conocida entre los usuarios de transporte público como “La chica del cuatro”. En conversación con HispanoPost explicó que desde que comenzó la pandemia tuvo que dejar su instrumento musical y ponerse a vender cigarrillos para poder mantenerse y alimentarse.

    Moro, una mujer que puede hablar sin tabú de los golpes que le ha dado la vida, desconfía de la veracidad de las medidas de prevención impuestas por la administración de Nicolás Maduro para prevenir más contagios. “A veces me pregunto, con dolor, si se están valiendo de esta cuarentena con planes ocultos para hacernos daño a nosotros con principios de esclavitud”.

    Se alimenta a base de bofe y sardinas: “Yo te digo que en todo este tiempo cuento con una sola mano la cantidad de veces que yo he comido pollo. Lo que no me va a dar el coronavirus, lamentablemente, me lo va a dar o una depresión, o me lo va a dar el hambre, o me lo va a dar cualquier enfermedad. Descalcificación por hambre o, simplemente, me voy a morir de un infarto por todos los problemas que tengo encima”, expresó.

    Mujer soltera, acostumbrada a vivir del “don que Dios le dio”, aseguró que es víctima de humillaciones y burlas por parte de quien le arrienda la habitación donde vive. “Lamentablemente, no es lo mismo cantar que vender productos en la calle. Si es difícil sin cuarentena, ahorita la lucha es horrorosa. Verdaderamente a veces me siento muy desesperada por no poder resolver mis problemas”.

    El sueldo no alcanza

    “La chica del cuatro” indicó que en una jornada de trabajo, desde las 8 de la mañana hasta las 12 del mediodía. vendiendo cigarrillos no hace más de 50.000 bolívares, que era lo que solía hacer al subirse en dos autobuses para cantar. Cuando su normalidad se vio afectada intentó recurrir a nuevos oficios, pero como dice el dicho: por querer hacer un chiste le salió una morisqueta.

    “Yo coloqué carteles, avisos en toda la ciudad, ofreciendo mis servicios para limpiar casas, edificios, apartamentos a lo largo de toda esta cuarentena y lo único que resultó de esos avisos con mi número de teléfono fue que me llamaron de dama de compañía”, dijo. “Cosa que me hizo sentir humillada, porque yo podré ser muy informal, más soy una persona decente”.

    Moro, quien no pierde la esperanza de que la cuarentena termine pronto para volver a sus actividades acostumbradas, explicó que el sueldo mínimo no alcanza para subsistir: “No sé en qué cabeza puede caber que podemos vivir de un salario mínimo, cuando es mentira. Un sueldo será una estabilidad, pero te digo que la situación país no me da la posibilidad de tener una vida digna, quiebra mis principios de libertad soberana y ciudadana”.

    Contó que algunos conocidos le han ayudado a través de transferencias para que pueda comprar comida. “A veces como yuca o arroz. Gracias a Dios tengo la bolsa del CLAP, me resuelve porque soy una mujer sola, pero la bolsa llega cuando quiere”.

    También se ayuda con los bonos de Maduro: “No te digo que me mantienen, pero sí me ayudan. Me he comido un buen almuerzo, quincenal. Muchas cosas que me he comprado en esta cuarentena, muchas veces no ha sido ni siquiera por venta de cigarros. Ha sido por personas que me conocen que me han dado ayudas económicas de transferencias en mi cuenta bancaria para yo sobrevivir”.

    Nunca perder la fe

    La cantante rechazó el “desprecio” de quienes no toman en cuenta el talento nacional de los artistas populares como ella. “No necesito salir en la televisión o la radio para hacerme famosa, eso es un don que Dios nos dio. Ven a un cantante urbano y no se imaginan qué les está pasando. A quién están desechando”.

    Por lo que hizo un llamado de atención a las autoridades y a la población en general. “Tienen que haber medidas que nos mantengan los caminos abiertos, por principios de necesidad. Contra la vulnerabilidad y la discriminación racial, en este caso, y cosas que no vayan contra los principios de libertad soberana de cada persona”.

    “La chica del cuatro·, quien se declaró cristiana, confesó en que no pierde la fe de que, más pronto que tarde, esta situación acabe: “Con la esperanza de que se levante la cuarentena, para volver a cantar y ganarme mi efectivo a diario, porque lo necesito. Ya para mí creer que la cuarentena se va a levantar, que vamos a poder volver a trabajar como antes, es como Santo Tomás: ver para creerlo”.