“Quisiera estar en mi salón”: niños describen su primer día de clases

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Es el primer día de clases y están nerviosos porque nunca antes habían comenzado un año escolar a distancia. Por sus mentes se pasean las interrogantes de cómo serán sus maestros, si quedarán en la misma sección que sus amigos y cómo realizarán las tareas los próximos meses, todas se apilan en sus pensamientos mientras se sientan frente a una pantalla.

En esta segunda entrega de Reto a distancia son los estudiantes de primaria y media de colegios privados de distintas zonas de Caracas quienes cuentan sus historias ante la realidad agridulce que viven. Luego de una primera edición enfocada en quienes están al otro lado de las clases virtuales: los docentes

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“Me puse contenta cuando vi a mis amigos y a mi maestra”

Valentina inició tercer grado desde casa. Extrañó que sus padres la llevaran a clases, poder abrazar a sus amigas, elegir su pupitre, compartir sus colores, ver a su maestra en persona y hasta observarla mientras escribe en la pizarra. “También extrañé llevar a mi hermano a su salón, porque era su primer día en primer grado”, dice.

“El primer día me desperté temprano. Estaba un poco quejona porque no quería pararme de la cama, ya no estaba acostumbrada a despertarme tan temprano porque fueron muchos días de vacaciones. Después me conecté en mi computadora que me arregló mi papá para que tenga cámara y me puse contenta cuando vi a mis amigos y a mi maestra. Estaban casi todos y me gustó mucho verlos”, dice Valentina.

Se alegró cuando supo que en su salón también estaban sus amigas. A muchas no las había visto desde el inicio de la cuarentena, en marzo y, por ello, cuando terminaron las clases por ese día se quedó un rato más para hablar con ellas. Al resto de sus compañeros los conocía, “pero había unos que no tanto porque estaban en otra sección desde que entraron en el colegio y no me había tocado con ellos. Ahora estoy contenta porque los veo todos los días, aunque sea por la cámara y a veces me quedo hablando después de que se desconecta la maestra mientras hacemos las actividades”.

“Conocía a mis profesoras, pero solo un poquito porque las veía en el colegio antes. Esta vez sí las conocí y me gustaron. Mi maestra nos daba besos por la cámara y me sentí emocionada de verla porque es cariñosa y nos hizo puras actividades divertidas, con juegos que disfruté mucho. Aprender es mil veces más divertido con juegos”.

Valentina se ha sentido bien con las clases a distancia, “aunque siempre al recordar los buenos momentos con mis amigas me pongo sensible”. “Quisiera poder estar en mi salón, porque a pesar de que me gusta mucho usar mi computadora, quiero estar en mi salón ya ya ya ya”, reitera con insistencia la niña de 9 años de edad.

“Fue algo nuevo para mí”

El primer día de este nuevo año escolar “fue diferente, algo nuevo para mí y como nunca había empezado clases de esta manera estaba muy nerviosa, pero aprendí muchas cosas, me dijeron cómo iba a ser el horario y cómo se iban a hacer las tareas, y como todo estaba muy bien organizado se me quitaron los nervios”, explica Clarissa, de 10 años de edad, al iniciar cuarto grado.

Al igual que Valentina, Clarissa también había visto a su maestro en la escuela antes, aunque nunca le había dado clases. “Me pareció muy bueno, además esta es la primera vez que un profesor hombre me da clases”.

La incertidumbre de saber con cuáles compañeros iba a quedar en su salón estuvo presente en Clarissa a pesar de la modalidad online y aunque los conocía a todos, no sabía con quién le tocaría “porque cada año cambia”. Sin embargo, “extrañé la emoción que tenía con mis amigas cuando tocábamos juntas, porque a pesar de que también me emociono en las clases virtuales no es lo mismo, y me siento feliz por un lado porque en mi casa es más cómodo trabajar y escribir, pero por el otro, triste porque en el colegio puedo trabajar en equipo, jugar y entender mejor al profesor”.

“Extraño ir al colegio, ver a mis amigos, volver a tener una vida real”

“Me sentí un poco ansioso e inseguro el primer día de clases porque no sabía con quién de mis amigos me iba a tocar y tampoco si las maestras me iban a encantar, pero después de unos cuantos minutos, más o menos quince, me empecé a tranquilizar”, dice Nicolás, de 12 años de edad, en su día 1 en el último grado de primaria, el sexto.

Nicolás explica que este año no hubo ningún nuevo alumno, así que todos en su curso se conocían, y de igual manera a sus profesoras, con la excepción de la de inglés “que es nueva, pero las tres maestras me parecieron muy buenas y sé que están haciendo un esfuerzo bastante grande”.

“Me siento bien con las clases a distancia, pero a la vez siento que quiero volver a tener clases como eran antes y ver a mis amigos, porque en verdad no es tan divertido estar en una computadora. Aunque si algunas actividades fueran juegos, sí serían divertidas. Sin embargo, son muy bien dadas porque nos hacen comprender cada detalle, pero extraño ir al colegio en físico y ver a mis amigos, hablar con ellos, volver a tener una vida real”, afirma.

?“Extrañé el contacto humano”

Andrea tiene 16 años de edad y es la mayor de los cuatro entrevistados, además de ser la única de ellos que está en bachillerato. “Al comparar este primer día de clases con los anteriores, hay muchas cosas que extrañé, entre ellas, el contacto humano, desde estrecharse las manos hasta un abrazo, es muy valioso, aunque antes de esta pandemia no lo veíamos como algo tan significativo, y eso fue algo que me hizo falta este inicio de clases”.

Su primer día de clases de cuarto año “fue peculiar, no como lo esperaba o deseaba”. Explica que en su colegio este periodo académico es de muchos cambios porque iniciarán una nueva etapa llamada Bachillerato Internacional. “Al encontrarme con este gran reto me hubiera encantado comenzarlo de manera presencial, con todos mis compañeros y profesores. Sin embargo, la coordinación del colegio nos dio una cálida bienvenida a esta nueva etapa. Nos explicaron cómo nos íbamos a manejar mediante Google Meet y Classroom y nos enseñaron los horarios. No obstante, las clases online nunca se van a comparar a las presenciales en casi todos los ámbitos: sociales, aprovechamiento de las horas y entendimiento de temas”.

“Aunque sé de muchos alumnos a quienes les han beneficiado las clases a distancia, particularmente, no me parecen más favorables para mí rendimiento académico porque me distraigo muy rápido y al no cambiar de ambiente me perjudica mucho. Pero a pesar de las cosas malas, he aprendido muchas cosas en esta modalidad, como la autonomía y a aprender a organizarme”, explica Andrea.

La estudiante de cuarto año conocía a todos sus compañeros de clases, con los cuales mantiene un contacto diario, mientras que a algunos de sus profesores era la primera vez que los veía. “Han hecho un gran esfuerzo en conocernos y hacernos sentir lo más cómodos posible. Aunque siempre hay docentes con los que nunca has tenido una conversación y no te conocen ni tu aspecto físico, y poder hacer una buena presentación de uno mismo, que no sea a través de una pantalla, para mí era importante”, añade.

Estos cuatro estudiantes iniciaron clases antes del 16 de septiembre, fecha establecido por el Ministerio de Educación, a diferencia de las instituciones públicas que en el caso de primaria estima comenzar una semana después de ese día y bachillerato en octubre. En cuarentena, según los expertos en educación, como Olga Ramos, aumentaron las deficiencias entre los estudiantes de ambas unidades educativas por la falta de servicios y recursos.

Este trabajo omite los apellidos de los entrevistados para resguardar su identidad y cuenta con la colaboración de la Red de Madres, Padres y Representantes.

Lea también: Nuevo año escolar: “Las deficiencias serán más profundas»

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