Los pequeños, medianos y grandes productores del sector agrícola nacional enfrentan varios obstáculos para su funcionamiento óptimo y uno de los principales problemas es el bajo ingreso de los venezolanos, aseguró Fernando Camino, expresidente de la Confederación de Asociaciones de Productores agropecuarios de Venezuela (Fedeagro).
Destacó que el bajo ingreso económico de los trabajadores del país incide en la reducción del consumo de productos del campo y de la agroindustria, fundamentalmente los alimentos.
Explicó que el ingreso -conformado por el salario mínimo de 130 bolívares mensuales más otros bonos compensatorios en bolívares y en dólares- no cubre las necesidades alimentarias del grupo familiar ni el costo de la canasta alimentaria de 400 dólares en un mes.
«Es necesario que mejore ese ingreso para recuperar su poder de compra y así la población se alimente en forma adecuada», sostuvo.
En promedio, agregó el productor, el ingreso actual de los venezolanos cubre entre 10% y 20% del consumo del grupo familiar y de manera desigual, pues se concentra en los carbohidratos dejando rezagados hortalizas, frutas, oleaginosas y proteínas.
Otro elemento que ha influido en el menor consumo es la diáspora, lo cual implica entre 6 millones y 7 millones de consumidores que ya no están en Venezuela.
Además, reveló que la enorme salida de venezolanos al exterior ocasionó que 70% de los productores, especialmente los pequeños, abandonaran la actividad para emigrar.
Esta situación más el bajo ingreso, señalo Camino, hacen que la capacidad actual de producción de 30% y 33% en el sector primario y agroindustrial, respectivamente, alcance para cubrir la demanda nacional.
El productor indicó que en el sector primario ha habido avances en la producción de algunos rubros como caña de azúcar, que creció en 300.000 toneladas para un total de 3,3 millones de toneladas, aunque ese volumen está lejos de los 9 millones de toneladas registradas en 2007.
Por otra parte, la producción promedio de cereales como maíz blanco se ubica entre 700.000 y 800.000 toneladas, pero deberían ser entre 1,5 millones y 1,6 millones de toneladas.
Sobre el maíz, el dirigente de Fedeagro anotó que este año hubo una expansión a 250.000 hectáreas sembradas; no obstante, se debe esperar el resultado de la cosecha para determinar la productividad lograda en esa superficie sembrada.
Recalcó que la producción primaria y la agroindustria, especialmente de alimentos, requieren por parte de las autoridades la aplicación de políticas macroeconómicas en materia cambiaria, disminución de la inflación, control del gasto público y seguridad jurídica que generen confianza en los productores e industriales.
Asimismo, deben superarse los problemas con el suministro de combustible (diésel), agroquímicos, fertilizantes y financiamiento.
A esto se suma el deterioro de las vías por falta de mantenimiento y agravado por las fuertes lluvias que se han registrado en el país, la inseguridad personal (secuestros y robos por parte del hampa) y las invasiones.