Fuerza bruta vs pitcheo quirúrgico: Phillies y Astros están dando un espectáculo digno de una Serie Mundial

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Las acciones en la Serie Mundial de las Grandes Ligas, que se están disputando entre los Phillies de Filadelfia y los Astros de Houston, no son aptas para cardíacos. Los dos primeros compromisos disputados en el patio de los cuáqueros, han alcanzado niveles estratosféricos e históricos.

Lo que está ocurriendo entre estas dos novenas, contra todo pronósticos, es justo lo que se espera de un enfrentamiento en estas instancias, en la que lo que está en juego es el título de campeón.

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Si bien, en el juego 3 los de casa se ensañaron para tomar ventaja en la serie, anoche los siderales supieron cómo devolverles al estocada de la forma más dolorosa y a domicilio, para volver a nivelar la balanza y forzar al menos el sexto juego.

El martes, luego de la postergación del lunes por mal tiempo sobre el Citizens Bank Park, los Phillies contaron con una sobria labor del venezolano Ranger Suárez sobre la lomita. El zurdo maniató a la ofensiva de los Astros a lo largo de cinco entradas, en las que no permitió carreras, solo le conectaron tres indiscutibles, concedió una base por bolas y recetó a cuatro bateadores.

A partir de allí, el relevo de cuatro brazos combinados también cumplió a cabalidad, sin permitirles mayores libertades a la novena que dirige el veterano Dusty Baker.

Por si fuera poco, la ofensiva de Filadelfia, apoyada por su afición, desató todo su poder ante el abridor de Houston; un Lance McCullers Jr. que vio cómo su nombre quedaba escrito para siempre en los anales de las Ligas Mayores, luego de convertirse en el primer lanzador de la historia que recibía un aluvión de cinco vuelacercas.

Bryce Harper fue el encargado de comenzar la fiesta, con bambinazo de dos carreras en la propia primera entrada. Posteriormente, en el segundo capítulo, Alec Bohm y Brandon Marsh también se volaron la barda con sendos estacazos solitarios.

A pesar de estar arriba en la pizarra, por 4-0, y con una aletargada oposición, los Phillies optaron por no dar tregua, pues conocen la naturaleza del equipo que tienen enfrente; en el quinto tramo, llegaría la hora de Kyle Schwarber –campeón jonronero de la Liga Nacional– y con Marsh abordo, descargó un soberbio elevado hacia el jardín central.

Pero la fiesta no quedaría allí, sino que inmediatamente Rhys Hoskins también extendió sus brazos y descargó toda su fuerza para desaparecer un slider de McCullers por los lados de la izquierda, para poner cifras definitivas de 7-0.

El juego sin hits ni carreras

Por supuesto que los Astros, un equipo que hoy en día está acostumbrado a ganar y dominar la escena, o al menos intimidar al rival, no estaban para nada contentos con el resultado del martes.

Para ello enviaron al dominicano Cristian Javier a que se trepara en la lomita, y tomara venganza por los sucesos del día anterior; había que devolver el golpe y recargar energías de alguna manera.

Pues, el quisqueyano se lo tomó en serio y –como si los hubiera despojado de sus almas– dominó a su antojo a los peligrosos bateadores de Filadelfia, durante seis entradas completas; no les permitió hits, no los dejó anotar, regaló dos misericordiosos pasaportes y pasó por el filo de sus strikes a nueve rivales.

José Altuve se convirtió en el sexto hombre (primer venezolano) con 100 hits en la historia de la Postemporada

Mientras tanto, a la ofensiva visitante le bastó un rally de cinco carreras en el quinto inning, para recomponerse del maltrato psicológico que había sufrido en el juego anterior.

Bryan Abreu, Rafael Montero y el intratable Ryan Pressly –que sigue hermético y con su efectividad inmaculada en esta Postemporada– se combinaron para continuar con la obra de arte que había bocetado Javier.

Abreu se enfrentó a tres, y a tres le recetó una dosis de strikes; Montero lanzó el octavo y ponchó a uno; para que Pressly pusiera la guinda del noveno, a pesar de conceder un boleto, ponchó a uno y sacó la entrada para dejar la victoria asegurada y completar la hazaña del no hit, no run.

Aunque combinado, es apenas el segundo no hitter en la historia de las Serie Mundial. Para dar con el primero, hay que viajar atrás hasta 1956; cuando Don Larsen de los Yankees de Nueva York, lanzo una joya de juego perfecto contra los Dodgers de Brooklyn.

Pase lo que pase esta noche, los siderales aseguraron el retorno a su casa; el Minute Maid Park de Houston, albergará el sexto y –de ser necesario– séptimo juego de esta batalla campal. Ambos equipos anunciaron a los encargados de tomar la bola en el encuentro de hoy.

Jsutin Verlander subirá a la lomita por el lado de los visitantes, mientras que Noah Syndergaard –que había sido elegido para lanzar en el juego del lunes, que no se dio– lo hará por los de casa. El manager Rob Thomson optó por guardarse a Zack Wheeler para el sexto choque, y así darle un día extra de descanso al brazo de su ‘otro’ as.

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