La muerte de Drayke Hardman, víctima de bullying, conmocionó al mundo: ¿cómo combatir este acoso?

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“De repente es mucha información para su cabecita, pero siempre trato de darle herramientas para reforzarle su autoestima, sus valores y el amor que sentimos por él. Siempre le digo: ‘Si tú crees que tienes la razón, dilo. Si sientes que algo está mal, sé sincero’”, confesó la madre de un niño de 6 años víctima de bullying o acoso escolar, quien prefirió mantener su identidad en reserva.

Recientemente, el caso de Drayke Hardman, el niño estadounidense de 12 años de edad que encontró en el suicidio una vía de escape al al bullying conmocionó al mundo; así como también puso en evidencia lo frecuente que puede ser esta situación en los colegios o entornos escolares, donde los menores de edad conviven y al mínimo descuido de un adulto puede detonar acciones negativas.

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Entre los comentarios frecuentes respecto a este tipo de situaciones, está la recomendación de que el menor de edad que ha sido víctima de una situación de acoso debe recibir acompañamiento psicológico, pero ¿es prevenible esta situación? ¿Se puede evitar que los menores de edad sean víctimas del acoso escolar o se conviertan en un acosador o victimario?

El psicólogo y miembro del consejo directivo de Cecodap, Abel Saraiba, en entrevista con HispanoPost explicó que sí es posible y estas son algunas de sus recomendaciones. “Si queremos prevenir que nuestros hijos sean víctimas de acoso es importante que podamos generar relaciones de confianza. Que podamos transmitirles no solo confianza en nosotros, sino también en ellos mismos, que les ayudemos a reconocer su propio valor y sobre todo más allá de las cosas efímeras, porque pareciera que del valor al que hay que echar mano es al valor de la apariencia física y creo que es importante mirar más allá”.

Saraiba dijo que los niños deben “mirar el valor intrínseco del ser humano, tener confianza, a pesar de lo que las personas puedan decirnos con la intención de herirnos. Tenemos un valor por el hecho de ser humanos, que somos queridos y aceptados para que cuando el niño se vea expuesto a una situación de agresión no crea que es efectivamente eso que el otro le está señalando. Lo más difícil es cuando el niño se acaba identificando con lo que le dice el agresor, por eso es tan importante la confianza”.

“Él es un niño honesto”

La madre de la víctima contó que su hijo suele ser muy comunicativo con sus padres, lo que ha sido valorado por su familia. “Él es un niño muy sincero. Cuando rompe algo, bota algo o hace algo que no debe, nos lo cuenta. Nos pide disculpas y nosotros hemos optado no por aplaudirle lo que hizo, sino por valorarle esa honestidad, sin importar las consecuencias, para que él sienta que puede contar con nosotros para cualquier cosa. Cuando vimos que algo estaba pasando, no quisimos presionarlo porque hemos aprendido que caerle a preguntas no funciona y luego él nos contó lo que estaba pasando”.

La madre agregó que su hijo le contó que él no estaba claro, pero que sentía que se estaban burlando de él y eso lo ponía triste. “Gracias a Dios que nos lo contó, porque hay otros niños que se lo callan. Le explicamos lo que es el respeto, que eso no estaba bien. Se burlaban de cómo escribía, pero él es un niño de primer grado y ellas eran unas niñas de tercero. Son como de ocho y nueve años, él apenas tiene seis”.

Dijo que lo primero que hicieron fue reforzarle su autoestima con respecto a que «está muy avanzado para su edad y que siempre debe sentirse orgulloso de sus logros, aunque a veces crea que son pocos o muchos. Le explicamos que a las niñas no se les falta el respeto, no se les pega, pero que si volvía a ocurrir tenía que hablar con la maestra y decirles a las niñas que lo respetaran, sin llegar a la violencia”.

Por su parte, el especialista insistió en los patrones de crianza con los que viven los niños y adolescentes: “La principales formas de prevenir que nuestros hijos se conviertan en agresores es que seamos capaces de tratarlos con respeto y sin hacer uso de la violencia en el contexto de la crianza, porque en la mayoría de los niños que actúan como agresores encontramos que existe una historia de violencia en el contexto de la familia, bien sea contra el niño o contra madre, transgénero o algún otro tipo de violencia. De forma tal que es importante que nos aseguremos que tengan un entorno de crianza respetuoso”.

Saraiba detalló que existen tres elementos fundamentales en la crianza de un niño sano. “Es muy importante que nosotros podamos cultivar y fomentar la empatía dentro del hogar. Es sumamente importante que nosotros tengamos ese ejercicio cotidiano. Estamos hablando de una crianza afectuosa, con respeto y donde se fomente la empatía. Con estos elementos podemos prevenir de manera significativa que nuestro hijo se convierta en un agresor. Enseñar formas alternativas para resolver los conflictos más allá de la violencia, me parece que es una manera crucial en la vida si queremos prevenir la violencia, dar información oportuna adecuada”.

Generar confianza

La madre de la víctima dijo que cuando supo la situación intentó hablar con la maestra, pero no hubo frutos porque la principal agresora era la hija de la docente. “Creo que como madres no podemos caer en negación. Pensar que nuestros hijos son unos santos y no dudar en ningún momento de que han hecho algo mal, incluso cuando nos lo está diciendo otra madre. La mente maestra de la agresión era la hija de la docente y cuando se lo conté entró en negación porque aseguraba que su hija era incapaz de hacer eso”.

Saraiba indicó que “uno de los elementos en los que se apalanca con mayor facilidad el acoso escolar tiene que ver con aquellos elementos que pueden ser percibidos como vulnerabilidad, debilidades en una aparente víctima. Resulta que muchas veces como padres podemos no darnos cuenta que nuestra forma o estilo de crianza lejos de promover que nuestro hijo sienta mayor confianza en sí mismo o que se sienta seguro,

El psicólogo infantil insistió en que hay que formar la confianza en la relación “para que el niño sienta que ante cualquier circunstancia difícil de su vida puede acercarse a sus padres y que no van a reaccionar de manera reactiva, sino que ellos van a estar disponibles emocional y físicamente en la búsqueda de una solución. A veces nosotros estamos convencidos de que estamos ahí para nuestros hijos, pero no nos damos cuenta que cuando pasan pequeñas cosas actuamos con sobresalto o de manera desmesurada y eso hace que nuestros hijos no tengan la confianza suficiente para acudir a nosotros en una circunstancia difícil”.

Plan de acción

Si la situación de acoso ha sido expuesta, el especialista recomienda ejecutar un plan de acción: “Es importante tratar de establecer una línea de tiempo. Entender desde cuándo está pasando esto, con qué frecuencia, con qué intensidad, cuáles son las personas involucradas, para poder tener un mapa de acción. Hay que informar al colegio que esto está sucediendo para implementar medidas, pero hay que planificar una estrategia. Pedirle al colegio un plan de abordaje y medidas que prevengan que nuestro hijo o hija sea revictimizado por haber denunciado esta situación”.

Agregó que si la actuación del colegio no es efectiva, los padres o cuidadores de la víctima pueden acudir a los órganos del sistema de protección, como el Consejo de Protección, que hay uno por municipio, y al Ministerio Público, “que es una instancia importante, a la que se puede acudir para tomar una medida”.

La madre optó por cambiar a su hijo de centro educativo, pero con el tiempo se enteró de que no era la única víctima: “Esta fue su primera experiencia socializando con más niños de su edad y mayores, porque cuando comenzó la cuarentena nosotros nos encerramos y él no volvió a salir a compartir. Al tiempo decidí sacar a mi hijo de las clases de inglés y buscarle cupo en otro sitio, pero conversando con la mamá del otro niño que también tiene seis años me enteré que a él también lo tenían acosado. Lo malo en este caso fue que ella sacó a su hijo con la excusa de que no le alcanzaba la plata, pero no expuso a la niña con su mamá del acoso, como para que la maestra entendiera que no somos solo mi hijo y yo, sino que su hija tiene otras víctimas”.

Cuidado con los detalles

Para finalizar, Saraiba detalló algunos elementos o sentimientos característicos que pueden estar presentes en un niño agresor. “Las emociones que están involucradas del lado de las personas que pueden ser identificadas como ‘víctimas’, suelen ser el miedo, rabia, frustración, ansiedad. Del lado del ‘victimario o agresor’ vamos a encontrar que puede haber una cierta sensación de gratificación, vinculada al hecho de ser reconocidos porque, por lo general, cuando un agresor realiza estos comportamientos en presencia de un tercero siente obtiene reconocimiento, prestigio o validación”.

Dijo que “puede haber una experiencia de bienestar o de placer, también pueden estar involucrados sentimientos de rabia, en algunos casos de culpa. Cuando usamos insultos, descalificativos o agresiones en el contexto de la crianza, le estamos transmitiendo a nuestros hijos que es legítimo que cualquier otra persona, en especial aquellas que los quieren, puedan tratarlos de una manera humillante. Se identifica con las agresiones o insultos con los que se les ha señalado”.

Si reconoces rasgos de acosador o agresor en tus hijos, además de reforzar los valores que se mencionaron anteriormente, es bueno optar también por el acompañamiento psicológico. Sin embargo, el especialista aclaró que “lo que pasa es que cuando no existe un sentimiento de culpa o malestar asociado a esto o un deseo de iniciar un proceso terapéutico es difícil que esto se produzca. Para que pueda existir un acompañamiento terapéutico, debe existir un proceso de sensibilización que lleve al niño que está actuando como agresor a que pueda mirarse dentro de un espectro más amplio, mirar las repercusiones de sus acciones y poder pensar críticamente sobre ello. Se requiere un abordaje familiar, sistémico, integral que involucre al niño en su familia y entorno para poder generar una respuesta efectiva”.

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Más del autor

Keissy Bracho
Keissy Bracho
Licenciada en Comunicación Social, mención Periodismo Audiovisual Especializada en Comunicación Política, Opinión Pública, Marketing Político, Gestión de Políticas Públicas. Aprendiendo de Género

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