La soledad llega a Nairobi en víspera electoral

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    La capital de Kenia se ha vaciado a cuatro días de las elecciones generales ante el temor de que se repita la ola de violencia de 2007, cuando murieron 1.100 personas y otras 600.000 se vieron forzadas a dejar sus hogares, y los que quedan han hecho acopio de alimentos para afrontar posibles desabastecimientos.

    Aunque rara vez se mezclan, en Kibera, uno de los barrios chabolistas más grandes del mundo, viven kikuyus y lúos, entre otras tribus, la mayoría de los cuales abandonaron las zonas rurales para buscar oportunidades en la capital y mantener a sus familias.

    Kibera fue una de las áreas de Nairobi más afectadas por la violencia de hace diez años, cuando los vecinos se atacaron entre sí con machetes e incendiaron sus viviendas y la Policía ni se atrevió a entrar en el barrio.

    La gente todavía recuerda estos atroces asesinatos, por lo que muchos han optado por alejarse.

    Sin embargo, la preocupación ha aumentado en los últimos días: el pasado lunes la Policía encontró el cadáver de Chris Mando, el responsable del recuento electrónico de votos de la Comisión Electoral, quien había presentado denuncias por amenazas de muerte. Según reveló la autopsia, fue torturado y asesinado.

    En medio de esta creciente tensión, los que han decidido quedarse en Nairobi buscan provisiones de comida y llenan los depósitos de sus coches para estar preparados ante la peor de las situaciones.

    Las embajadas extranjeras han recomendado a los turistas no viajar a Kenia durante el periodo electoral, mientras que a los expatriados les han advertido de la situación de riesgo a la que pueden enfrentarse si no abandonan el país.

    El próximo martes, dos viejos rivales, Kenyatta y Odinga, se volverán a enfrentar en las urnas y ninguno de los dos parece estar preparado para la derrota.