La devoción y la fe volvieron a mover a los margariteños a la explanada de la Basílica para presenciar la bajada de la Virgen de El Valle. Desde lo alto de su camarín la patrona de oriente presenció cómo los fieles anhelaban verla junto a ellos, quienes durante dos años no pudieron hacer este ritual religioso debido a la pandemia de la Covid-19.
El obispo de Margarita, Fernando Castro Aguayo reseñó durante la homilía que la influencia de la madre de Dios en la vida de los hombres ha sido definitiva, haciéndonos más humanos y mejores hijos de la iglesia.
Asimismo, dijo que la advocación de la Virgen de El Valle es de las primeras evangelizadoras desde hace cinco siglos. «Es el caminar de la iglesia en Margarita y el mundo».
Aunque reconoce que estos últimos años han estado signados de enfermedad y dolor, aplaude a quienes de manera creativa lograron vivir en familia durante estos duros tiempos.
«La virgen nos debe guiar para ser mejores personas, que todos seamos uno como lo pidió Jesús en el huerto».
La misa fue musicalizada por el Coro Polifónico, la Orquesta Sinfónica, el Proyecto Alma Llanera de Cumaná, con la participación de músicos margariteños.
Fuente: El Sol de Margarita