Recorre La Praline y saborea los bombones con el mejor cacao del mundo

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    Resulta un gusto visitar los lugares donde se elaboran bombones artesanales venezolanos. Primero, allí recibe el aroma que delata el buen cacao local. Segundo, se puede presenciar cómo merecen el cuidado artesanal, uno a uno, que les otorga su excelencia. Por fortuna varios apasionados de este arte apuestan por estas delicias y aprovechan el buen chocolate que se puede lograr en Venezuela.

    Ludo y Lisette Gillis, belgas de nacimiento, se dieron cuenta de una gustosa ecuación cuando llegaron hace más de tres décadas años a Caracas. Ellos venían de un país donde hay chocolaterías a granel, vieron el gran potencial del cacao venezolano, se dieron cuenta que faltaban bombonerías y en 1985 decidieron hacer la suya propia a la que bautizaron La Praline. Se convirtió entonces en una de las pioneras. ¨En ese momento sólo había dos bombonerías más en la ciudad¨ cuenta Miguel Rodríguez, joven chocolatero venezolano que desde hace tres años se encarga de desarrollar y vigilar las recetas de esta bombonería caraqueña.  

    Comenzaron en la Avenida Nueva Granada, luego se mudaron a un pequeño local en Los Palos Grandes y finalmente estrenaron la tienda y fábrica que tienen en esa misma urbanización. Hace unos años esa iniciativa quedó en manos de Brian Vandenbrouke, también belga, hijo de Lisette y casado con una venezolana. En sus recetas aprovechan ingredientes locales. En junio de este año merecieron una medalla de oro en los International Chocolate Awards celebrados en Nueva York gracias a su bombón de mora con catara y otra de plata por uno de sus bombones de parchita.