Sangría orgánica y cocina cubana: un maridaje refrescante en Florida

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    En su punto de frío, con hielo, nada como una copa de buena sangría para acompañar unas tapas a la mesa. Un rito informal muy apropiado en Miami, donde las altas temperaturas invitan a disfrutar entre amigos de una sangría orgánica, «Pura», como en el excelente restaurante de cocina cubana Havana 1957.

    Desterrado el prejuicio de que la sangría es una bebida para «extranjeros», Bodegas San Isidro, en Murcia (España), sorprende al mercado con «Pura», una sangría con cuerpo, cien por ciento a base de uva orgánica monastrell, sin aditivos ni colorantes ni aromas artificiales.

    Relegar una buena sangría al capítulo de las bebidas para gente que no sabe beber es un craso error de juicio. La prueba es la sangría «Pura». No es una sangría más, del montón; es, de entrada, la única en el mundo elaborada a partir de una sola variedad de uva orgánica, de la denominación de origen (D.O.) Jumilla.

    «Buscaba con este proyecto una sangría auténtica, donde brillase la calidad del vino; porque la sangría de hoy en día está elaborada con un vino de pésima calidad al que luego le añaden edulcorantes y aditivos», me comenta con un brindis David Bernard, el responsable e importador de esta magnífica sangría.

    «Pura», con un diseño de etiqueta vivo y alegre, ha entrando con fuerza en el mundo de la restauración en Miami y ya se encuentra a la venta en supermercados tan importantes como WholeFood, la mayor cadena de productos orgánicos del mundo.

    No duda Bernard en que resulta ideal para «reemplazar a otras bebidas gasificadas e incluso a una cerveza en el momento del aperitivo» en un bar o en un restaurante, antes de pasar a los platos principales.

    Y muestra una confianza plena en el vino que paladeamos: una sangría «orgánica, de viñedos nunca tratados con pesticidas o herbicidas», una bebida a la que se le añade solo dos ingredientes más: un «toque de azúcar orgánico también de pura caña de azúcar de Colombia y un 1 % de  extracto de naranja y limón de Valencia». Eso esto todo.

    Me relata este experto conocedor del mundo del vino de calidad, de alta expresión, que escogió las uvas de Jumilla para la elaboración de esta sangría (con muy buena estructura en boca) porque el viñedo reúne unas características muy especiales.

    De entrada, la zona de Jumilla nunca se vio afectada por la plaga de la filoxera que devastó el viñedo europeo en la segunda mitad del siglo XIX, gracias a su especial clima y su suelo arenoso; después, porque esa cepa original es viñedo viejo y las Bodegas San Isidro lo cuidan con esmero.

    «No hay otra sangría orgánica en el mercado, con tan solo los sulfitos naturales del vino como conservantes naturales, sin ningún tipo de edulcorante artificial», afirma Bernard, orgulloso de ser el primero en introducir en el mercado estadounidense una sangría con esta identidad.

    De hecho, restaurantes tan cotizados como Havana 1957, de auténtica cocina tradicional cubana, encuentran en esta sangría natural un acompañante perfecto para aperitivos como las mariquitas (plátano verde frito y crujiente), la empanada de tasajo criollo, la yuca frita o las masitas y chicharrones de puerco.

    «Lo bonito es que esta sangría se puede maridar con todo, sobre todo con aperitivos, claro, además de verduras, croquetas o gambas (camarones) al ajillo», dice. Y no lo dudo: acompaña a la perfección esta reunión de amigos.

    Seguimos en el restaurante Havana 1957 con un picoteo informal a la mesa, y pienso en los días estivales de Miami que invitan siempre a beber una sangría como esta, una sangría que toma el relevo a otras bebidas y satisface a los cada vez más numerosos aficionados al buen vino sin que se sientan defraudados.