La visita larga, cordial y casi familiar del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la primera dama al Papa Francisco este viernes ha permitido reanudar la cooperación en los esfuerzos frente al cambio climático y la pandemia en los países pobres. El Santo Padre invitó al presidente norteamericano a mejorar su acogida a los refugiados y a evitar la escalada de tensiones militares con China.
El encuentro privado se prolongó durante una hora y cuarto, una duración extraordinaria, muy superior a los 50 minutos con Barak Obama o los 30 con Donald Trump. En la misma línea, el encuentro posterior del presidente con el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, duró muchísimo más de lo previsto.
Al término de la entrevista -con intérpretes-, Francisco regaló a Biden varios documentos papales, incluido el último Mensaje Anual de la Paz y el Documento sobre Fraternidad Humana, suscrito en Abu Dhabi con Ahmed Al-Tayyeb, el gran imán de la Universidad de Al-Azhar, referente teológico de mil doscientos millones de musulmanes chiíes.
A su vez, el presidente le regaló al Santo Padre una casulla -que los sacerdotes visten para celebrar la misa- bordada a mano en 1930 con alegres motivos florales, que recuerda la encíclica ‘Laudato si’.
También una «moneda de mando», explicándole que la entrega «a guerreros y líderes, y usted es el mayor guerrero por la paz que yo he conocido jamás».
Según el comunicado oficial de la Casa Blanca «el presidente Biden ha agradecido a Su Santidad su esfuerzo a favor de los pobres y las víctimas del hambre, los conflictos y la persecución. Ha elogiado el liderazgo del papa Francisco ante la crisis climática y su campaña para asegurar el final de la pandemia para todos compartiendo las vacunas, y una recuperación global justa».
En cuanto al posterior encuentro con el secretario de Estado, la Casa Blanca señala que el presidente ha «dado las gracias al Vaticano por hablar a favor de las personas detenidas injustamente, incluyendo Venezuela y Cuba».
Fuente: ABC