A los jóvenes de Ecuador no les convence votar el 19F

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    El malestar se deja sentir cuando te acercas a un joven en Quito y le preguntas sobre las elecciones presidenciales que se van a llevar a cabo este domingo 19 de febrero de 2017 en Ecuador. La juventud muestra un desánimo por la oferta electoral que existe para estas votaciones y en este video nos cuentan un poco sobre las razones detrás de su escepticismo ante un cambio positivo en la política del país.

    Entrevistamos a tres jóvenes en el parque La Carolina, sus edades rondan entre los 16 y los 19 años. Robín, de 18, va a sufragar, a pesar que ningún candidato llena sus expectativas. Damaris, de 19, piensa anular el voto como demostración de su inconformidad. Y Estefanía, de 16, va a abstenerse. En Ecuador, la Constitución de 2008 otorga el voto facultativo (u opcional) a los jóvenes de 16 y 17 años de edad, desde los 18 hasta los 65 años el voto se vuelve obligatorio. Este último rasgo ha hecho que el voto nulo se presente como una opción ante la inconformidad, y en este 2017 se ha presenciado una fuerte campaña en redes sociales por esta alternativa.

    Muchas tendencias políticas han abogado en contra de esta práctica aduciendo la necesidad de un cambio en el mando político, ya que el nulo no es tomado como un voto válido y en números podría colaborar a que el partido oficialista (Alianza PAIS – Lista 35) obtenga el mayor porcentaje en las votaciones y siga sumando un periodo más a los diez años que lleva en el poder. Además que a esta tendencia se la suele apreciar como una práctica antidemocrática.

    Es evidente que ha crecido el descontento ante el gobierno de Rafael Correa. Estos jóvenes son una muestra de lo que mucha gente en Ecuador, de todas las edades, siente: que ninguno de los candidatos es el indicado para tomar las riendas del país y mejorar la situación de la nación. Personalmente, oigo la inconformidad de los jóvenes y recuerdo lo que es estar en esa edad: no entender mucho de política y sentir la presión de que debe importarme. Ahora ya con más de 30 años de edad puedo aducir que soy mucho más lúcido y responsable políticamente, pero a pesar de esto no puedo dejar de identificarme con su inconformismo, desencantamiento y, a la final, decepción de la oferta electoral, a la postre, del presente sistema democrático.