Colombia financia el proceso de paz con petróleo

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    “Petróleo: el combustible para la paz” es la consigna o eslogan que desde hace varios meses tiene la empresa estatal petrolera colombiana Ecopetrol y que se mantiene aún después del resultado adverso del referendo del pasado 2 de octubre. 

    La razón fundamental de vincular al sector de hidrocarburos al plan de paz que impulsa el gobierno de Juan Manuel Santos se debe a que es la actividad económica más afectado y sería la que a corto plazo vería un impulso porque buena parte de los territorios donde hay reservas de petróleo o gas natural están controlados por grupos guerrilleros: al sur por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y hacia el centro este –frontera con Venezuela- por el ELN (Ejército de Liberación Nacional).

    “La industria petrolera es esencial para la paz. Si hay un sector que ha sido golpeado por la guerra ha sido el petrolero”, reconoció el presidente Santos en el marco del II Congreso de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP) que realizó a finales de septiembre. Esta afirmación ya ha sido expresada en varias oportunidades por los representantes de ese mismo gremio así como que está agrupado en la Cámara Colombiana de Bienes y Servicios Petroleros (Campetrol).

    Tanto la ACP como Campetrol han denunciado como los actos terroristas generan pérdidas, limitan la inversión y frenan el desarrollo de las comunidades. En dos años se cuentan alrededor de 150 atentados contra instalaciones petroleras sobre todo oleoductos y gasoductos.

    El acuerdo de paz que impulsa Santos, no obstante, genera dudas al sector privado petrolero porque temen que las exigencias a las empresas terminen por generar un nuevo escenario de conflictividad: las protestas de comunidades que bloquean las actividades exploratorias y de producción como una especie de chantaje para exigir compensaciones monetarias.

    Ecopetrol y las empresas extranjeras desde hace varios años llevan adelante programas de responsabilidad social para impulsar actividades de emprendimiento sobre todo en el área agrícola para propiciar la sustitución de cultivos de rubros como la coca por otros como el cacao.

    También impulsan acciones sociales dirigidas a generar fuentes de empleo y desde el Estado colombiano se tiene el plan de que sean los ingresos provenientes del petróleo los que atiendan el financiamiento de las obras de infraestructura que deben realizarse en esas zonas.

    “El petróleo puede ser una inmensa fuente de financiación de la paz, porque sino recae sobre los impuestos de los colombianos. La forma que no recaiga es que podamos extraer más petróleo y más gas. Esperamos que mejoren las condiciones para explorar y producir en los departamentos de Putumayo, Caquetá, Arauca, Casanare, Meta, en la región de Catatumbo al norte de Santander, y en el piedemonte de Boyacá”, declaró Juan Echeverry, presidente de Ecopetrol. “Tenemos enormes desafíos con los alcaldes, los concejos municipales, de manera que hemos avanzado con los actores locales.

    La producción petrolera de Colombia alcanzó 1 millón de barriles diarios en 2015 pero en 2016 descendió por debajo de ese nivel debido a que algunos pozos pararon porque no son rentables por la caída de los precios del crudo y resultan inviables de operar por los ataques de la guerrilla. En tal sentido, está el reto del gobierno de Santos para reactivar producción y la paz es fundamental para que las empresas tengan acceso a yacimientos que actualmente están bajo control de las FARC o el ELN.