El próximo martes 12 de mayo vencen los 30 días de extensión de la cuarentena decretada por la administración de Nicolás Maduro ante el COVID-19. Mientras funcionarios no aclaran si continuará el confinamiento, el sector económico presiona para que se retomen las actividades con los mecanismos de protección de salud correspondientes.
«Nosotros no vamos a levantar la cuarentena a destiempo, apresurada, no. Primero la salud del pueblo. Aquí lo que vamos a ensayar es una flexibilización segura. Vamos a mantenerla con inteligencia, sabiduría, unión nacional», dijo Maduro el pasado 29 de abril en un contacto telefónico en el programa Con el mazo dando de Diosdado Cabello.
Con respecto a la flexibilización de la que habla Maduro no se han informado mayores detalles, solo jornadas con horas determinadas en las que se le ha permitido salir a los niños y personas de la tercera edad durante los fines de semana, sin detallar ningún plan posterior, sobre todo, en el sector laboral.
Aún no cortamos la cadena de contagio, declaró también Jorge Rodríguez, encargado de informar sobre las cifras de la pandemia junto con su hermana Delcy. Lo cierto es que Venezuela es uno de los países con las cifras más bajas de la región, 381 casos de coronavirus al momento de esta publicación, si lo comparamos con países vecinos como Colombia con más de 8 mil infectados y que ha provocado la extensión del aislamiento hasta el 25 de mayo por parte del gobierno de Iván Duque.
Lo cierto es que, hasta el momento, ninguna autoridad ha dejado claro qué pasará después del 12 de mayo en Venezuela.
Sector productivo a punto del colapso
El primer vicepresidente de Fedecámaras, Carlos Fernández, declaró a los medios que se debe considerar con seriedad e importancia la desescalada del confinamiento nacional que cumple casi ocho semanas, en vista de la necesidad de los ciudadanos de producir.
Al sector empresarial venezolano lo mueve un propósito superior, que es atender la necesidad del pueblo. A pesar de los controles, ausencia de servicios públicos y falta de gasolina, los empresarios venezolanos han echado el resto en donde los han permitido trabajar, manifestó.
El presidente de Conindustria, Adán Celis, alertó esta semana en una entrevista para HispanoPost que de prolongarse la cuarentena las industrias no aguantarían ni un día más. Al acabarse el flujo de caja las empresas cierran. De prologarse la cuarentena vamos a tener lo mismo de estos 20 años, más santamarías cerradas, vamos a seguir teniendo más venezolanos perdiendo sus fuentes de empleo, menos ingresos para la familia venezolana.
Consecomercio también ha expresado su preocupación por el impacto de las medidas en la población. Su presidente, Felipe Capozzolo, explicó que en un país donde entre 80% y 90% de las personas vive al día, el dilema entre quedarse en casa y salir a buscar el sustento diario puede ser mayor que en otros lugares.
Hay unos números aceptables de la propagación de la enfermedad, pero nos diferenciamos del resto del mundo porque el resto del mundo con una mano atiende la pandemia y con la otra atiende la economía. Nosotros no tenemos cómo atender la economía, lamentó.
La incertidumbre es la gran ganadora hasta el momento en Venezuela, puesto que problemas más allá del COVID-19 pudieran ser los que frenen el levantamiento de la cuarentena. El desplome de los precios del crudo, una diezmada producción petrolera, la caída de las remesas, el desabastecimiento de gasolina y colapso de servicios públicos serían elementos clave para que la administración oficialista decida mantener a los ciudadanos en casa.
La repercusión económica del aislamiento ha hecho que muchas familias de los sectores populares de Caracas dependen del trabajo diario para comer o de las cajas CLAP, que llegan de manera irregular.