La creciente complejidad de las sanciones y su imposición en países que atraviesan crisis humanitarias han suscitado las dudas sobre su efectividad y reflejado que en muchos casos el resultado obtenido es contraproducente, advirtieron congresistas estadounidenses e investigadores.
Su debate virtual organizado por la Comisión Tom Lantos de Derechos Humanos, que promueve el cumplimiento de esos derechos de forma no partidista, expuso que esos vetos «acaban siendo una forma de castigo colectivo que no consigue nada salvo hacer caer a la gente en una pobreza exacerbada y alimentar el sentimiento estadounidense».
Así lo reflejó el congresista demócrata Jim McGovern, que recordó que a fecha de octubre de 2021 el Gobierno estadounidense había sancionado a más de 9.400 individuos y entidades en más de 20 países y que, a medida que el uso de esa herramienta política y económica ha aumentado, también lo han hecho sus daños colaterales.
Entre esos efectos, según sus palabras, la intensificación de crisis humanitarias, como en Afganistán; el fortalecimiento de economías ilícitas y beneficios para organizaciones criminales, como en Venezuela; u obstáculos a la diplomacia y a la construcción de la paz.
Fuente: EFE