El anuncio de la firma de la convención colectiva de los trabajadores petroleros por parte de Nicolás Maduro tomó por sorpresa a algunos de los representantes sindicales. “Si bien la convención corresponde a la de 2019- 2021 y estaba vencida, se pensaba que las fuertes diferencias que existen entre las distintas federaciones de trabajadores continuarían bloqueando el avance de la firma. Sin embargo, se llevó a cabo a pesar del desagrado y desacuerdo de muchos trabajadores”, señala Exclusivas Económicas.
El reporte indica que la nueva estructura de esta convención llama la atención porque, según fuentes cercanas al vicepresidente de Economía, Tareck El Aissami, se busca imitar esta fórmula para el resto de la burocracia estatal. El salario queda estipulado en 5.040.000 bolívares mensuales, lo que equivale a 2,6 dólares al tipo de cambio de hoy (eran 3 dólares cuando se firmó la convención colectiva).
Se eliminó el beneficio llamado viaje ayuda de ciudad para los obreros y se creó un bono de transporte por 50.000.000 de bolívares mensuales, lo que equivale a 26 dólares al tipo de cambio de hoy. Ni el salario ni el bono de transporte gozan de indexación alguna ante la devaluación o la hiperinflación. De esta manera, el Estado se libra de acumular grandes sumas de dinero que indexen a alguna divisa y que corresponden por derecho constitucional a los trabajadores, como es el caso de las prestaciones sociales.
“El cambio más grande es el de la tarjeta de alimentación que ahora se llama SASA (Sistema de Alimentación Socialista) y esta cubre tanto a trabajadores como a pensionados. Quedó estipulada en 82.000.000 de bolívares, pero indexada a la cotización del Petro. Es así como a partir de ahora los trabajadores solo tendrán aumento en este beneficio que no suma a las prestaciones sociales ni jubilaciones y que en tiempos de altos precios del crudo puede subir, pero también puede disminuir”, puntualiza Exclusivas Económicas.