Domingo de Ramos en La Plaza Candelaria de Caracas con la presencia de pocos transeúntes y vendedores. Al igual que la Semana Santa de 2020, las oportunidad de ganar dinero extra no se concretó este año como consecuencia del cierre de los templos y la suspensión de las actividades religiosas.
Vendedores informales que solicitaron guardar sus nombres en reserva aseguraron que este año la situación los agarró totalmente desprevenidos debido a la cuarentena radical. «Nicolás Maduro anunció que habría flexibilización en Semana Santa. Por ello, hice una inversión en mercancía que ahora no puedo vender», contó un afectado en la cercanía de la iglesia de San José.
En la Plaza Candelaria, el Domingo de Ramos la gente esperaba en las afueras del templo para la misa y el vía crucis que se celebraría fuera del recinto religioso.
Unos pocos buhoneros vendían al público ramos de palma con la espiga y una estampa de La Dolorosa, el Nazareno o José Gregorio Hernández a 3 millones de bolívares la unidad. «Las ventas están muy flojas», sostuvo una buhonera que también vendía la penca de sabila a 2 millones de bolívares como protección detrás de la puerta contra el mal de ojo.
Fuera de la sábila y la palma, los vendedores no ofrecían los diferentes artículos religiosos que suelen comprar los feligreses en Semana Santa como estampitas, medallas, rosarios, velas, incienso e imágenes. «La policía no nos deja vender», refirió un consultado.
Los pocos puestos de flores sí están abiertos. «La gente lo que más se lleva son los racimos de eucalipto y a veces un girasol o un clavel», contó el dueño de un kiosko en Candelaria.
Agregó que en los últimos días el público está solicitando la orquídea morada, la cual, como el resto de las flores (rosas, calas, gladiolos y riki riki), la ofrece a 2 millones de bolívares cada una.
Pero la profundización de la cuarentena por la COVID-19 en Semana Santa afecta también a los comercios formales de productos esenciales de Caracas. «La policía no está comiendo cuentos. Te mandan a bajar la Santa Maria sí o sí antes de las tres de la tarde», contó la encargada de una charcutería en Candelaria.
Los vendedores ambulantes de alimentos también cuestionaron que la fuerza pública les manda a desalojar después del mediodía.
«Esta reducción de horario ocasiona perdidas, la mercancía se queda fría»,se quejó un buhonero en el centro de Caracas. En los mercados municipales las cosas no van mejor. «El puesto de ropa que tengo en Guaicaipuro este año prácticamente ha estado cerrado por culpa de la cuarentena», indicó una vendedora que trabaja en el mercado desde hace más de 20 años.