En vísperas de la temporada 2004 de las Grandes Ligas, ocurrió un movimiento de gran magnitud, pues los Yankees de Nueva York adquirían, proveniente de los Rangers de Texas, a uno de los campocorto más codiciados de la liga, un Álex Rodríguez que por aquel entonces era el mejor pagado de todo el beisbol.
Los Medias Rojas de Boston habían intentado cerrar el acuerdo para quedarse con el jugador, de hecho la negociación estaba hecha, pero hubo un veto por parte de la Oficina del Comisionado. Finalmente, el infielder de origen dominicano acabó llegando al Bronx, a su natal Nueva York, a cambio de Alfonso Soriano.
Sin embargo, a pesar del impacto mediático que significaba Álex Rodríguez, en su llegada a los ‘Mulos del Bronx’ tuvo que aceptar un cambio de posición, puesto que en Nueva York ya había un dueño para ese puesto y no era otro que el capitán, Derek Jeter.
Asimismo, Rodríguez tuvo que cambiar el número que había utilizado durante toda su carrera, tanto en los Marineros de Seattle, como con los Vigilantes, debido a que solía identificarse con el ‘3’ que en los Yankees llevaba años retirado, en honor a un tal Babe Ruth.
Así que con el ‘13’ en su espalda y obligado a aprender los secretos de la esquina caliente, A-Rod se enfrentó con su primera de 12 temporadas vistiendo el emblemático uniforme a rayas. Sin embargo, había un tema que preocupaba en el vestuario, su relación con Derek Jeter.
Estos dos jugadores habían sido grandes amigos en el comienzo de sus respectivas carreras, donde iba Jeter estaba Rodríguez, y viceversa; algo que resultaba interesante, puesto que jugaban en equipos diferentes y de polo a polo en la geografía estadounidense.
Sin embargo, ocurrió algo que los distanció por completo, al punto de ni siquiera llegar a soportarse. A finales del año 2000, los Yankees se titulan campeones de la Serie Mundial, Jeter tuvo una actuación destacada, siendo el Jugador Más Valioso del clásico de otoño.
Álex Rodríguez se convierte en agente libre, tras acabarse su control contractual con los Marineros, y firma el histórico contrato con los Rangers, por 10 años y 252 millones de dólares. En Nueva York también premiaron a Jeter, con un pacto de siete años y 189 millones.
A raíz de esto, Rodríguez insinuó que el ‘2’ de los Yankees no merecía un contrato tan lucrativo, pues no tenía los números que avalaran tal desembolso. Además, cuestionó el liderazgo de quien todavía era su amigo y dijo que nunca había tenido que cargar con un equipo, como sí hacía él, pues en Nueva York estaban colmados de estrellas.
Esto, por supuesto, no le sentó bien a Jeter, sobre todo por tratarse de su amigo hablando sobre él. Para colmo, en 2003, el dueño de la organización neoyorquina George Steinbrenner nombra a Derek como el capitán del equipo, rol que estuvo sin dueño desde el retiro de Don Mattingly, pero que ciertamente llevaba años ejerciendo el torpedero.
La relación entre ambos jugadores nunca volvió a ser la misma, de hecho cada vez se fue volviendo más fría y distante. Cuando ocurre la llegada de Rodríguez al Bronx, algunas fuentes aseguran que ‘The Boss’ llamó a ambas estrellas a su oficina, para dejarles claro que no quería problemas entre ellos.
Muy políticos, ambos aceptaron el llamado y mantuvieron una relación bastante cordial por el resto de sus años como compañeros, hasta el retiro de Jeter en 2014. Incluso, en determinados momentos, ambos llegaron a dar entrevistas juntos, como jugadores activos y ya retirados.
No obstante, en días recientes esta vieja herida fue abierta. El capitán de los Yankees, como todavía es reconocido Derek Jeter –a pesar de tener nueve años en el retiro y ser miembro del Salón de la Fama–, este comentó en su serie documental cómo se sintió con aquellos comentarios de A-Rod.
“Esos comentarios me molestaron porque, como dije, soy muy, muy leal. Como amigo, soy leal. Simplemente lo vi como ‘yo no lo hubiese hecho’; y luego estaba en los medios, el martillo constante sobre el clavo. Simplemente siguieron martillando sobre eso y se convirtió en ruido, lo cual me frustraba”, reconoció Jeter.
A su vez, Jeter comentaba que quien fuera su amigo había recibido un gran contrato, pero estaba tratando de “tirar por el suelo” lo que él estaba haciendo con ‘sus’ Yankees, tal vez para justificar su salario. “Cuando hablas de estadísticas, las mías nunca se compararon con las de Alex, no soy ciego. Entiendo eso, pero ¡NOSOTROS GANABAMOS!”, enfatizó DJ2, recordando el idilio que vivieron los Yankees entre 1998 y 2000.
“Puedes decir lo que quieras sobre mí como jugador, eso está bien… pero entonces todo regresa a la confianza, a la lealtad. Así es como este tipo se siente, él no es un amigo verdadero; así me sentí, porque yo no le haría eso a un amigo”, sentenció el miembro del Salón de la Fama.
Por su parte, Álex Rodríguez intentó disculparse en aquel entonces, luego de cuestionar que a Jeter le dieran aquel contrato o que tuviera mejor prensa que él. Pero tiempo después, fue reincidente, y fue cuando criticó la falta de liderazgo de su antiguo amigo.
“Jeter fue bendecido con un gran talento a su alrededor , así que nunca ha tenido que liderar. Solamente tiene que salir, divertirse y batear de segundo. Quiero decir, batear segundo es diferente a batear tercero o cuarto en una alineación, porque vas a Nueva York tratando de parar a Bernie (Williams), a (Paul) O’Neill y al resto, pero nunca dices ‘no dejes que Jeter te venza’, esa nunca es tu preocupación”, comentó el ex antesalista.
Ahora, una vez reabierta aquella vieja rencilla, Rodríguez se mostró arrepentido, aunque mantiene su palabra, aun cuando llegó a Nueva York por más de una década y siempre estuvo a la sombra de Jeter y su liderazgo, que nada tiene que ver con números, sino con actitud y algo más.
“Cuando salió el reportaje, me sentí muy mal. Vi la manera en la que todo estaba sucediendo por la manera en la que fue escrito. Dije exactamente lo que dije y es un comentario que aún mantengo al día de hoy, pero fue un absoluto tsunami. Esos Yankees eran uno de los mejores equipos de todos los tiempos, decir que no te tenías que enfocar en un solo jugador es completamente cierto. Lo mismo puede decirse de mis Marineros, teníamos a Ken Griffey Jr., Edgar Martínez, Jay Buhner…”, intentó aclarar A-Rod.
El ex toletero, reconoció que a partir de allí las cosas nunca volvieron a ser iguales y que hubo falta de madurez por su parte, además de resaltar otros traumas de su juventud. “Fue la manera en la que yo no entendía cómo funcionaban las cosas, el no tener una figura paterna, mis inseguridades… ahora que soy mayor, me he dado cuenta”, concluyó quien todavía está a la expectativa de si podrá o no ser exaltado al Salón de la Fama.