Desde hace seis años, cada 28 de mayo se celebra el Día del Perro sin Raza, debido a que el medio 20 minutos de Argentina lo escogió este día para que las personas entiendan que los perros de raza única también son valiosos, además de una opción para adoptar como mascota.
En esta oportunidad se contarán algunas historias de canes que han sido rescatados de situaciones adversas en la calle y que ahora cuentan con un hogar y una familia que les brinda bienestar.
Zurina Armas, es una rescatista de corazón, su amor por los animales la ha llevado a rescatar a muchos perros de la calle, y en entrevista para HispanoPost relata la historia de cada uno de ellos.
Thor
El caso de rescate más emblemático para ella es el de Thor. Lo recogió cuando había perdido la mitad de su rostro a causa de una miasis. «No se le veían ni los ojos, los tenía llenos de gusanos, se iba de lado, no podía ni caminar. Cuando lo conocí le puse comida y al ver que comió, supe que tenía deseos de seguir viviendo, eso me alentó más para ayudarlo», comentó.
«El primer día le dejé comida y me fui a hacer diligencias, cuando regresé no lo conseguí, pero al siguiente día, como a las cinco de la tarde, él llegó solo a la urbanización en donde vivo», relató.
Con la ayuda de una amiga veterinaria lo curaron y medicaron. “Limpiamos la carita, la mitad del rostro la tenía sin piel, todo se lo habían comido los gusanos», señaló. Luego de cuatro meses curándolo lo esterilizó y ahora es el compañero de una señora desde hace cuatro años.
Armas aseguró que ahora es un perro sumamente feliz. «Él sufrió mucho, pero Dios lo premio con un hogar hermoso», agregó.
Negrito
Otro perro rescatado es Negrito, de estatura mediana y de cuatro años de edad. «Estuve mucho tiempo alimentándolo en la calle, casi se muere de fiebre porque le gusta mojarse. Entonces se enfermaba mucho y me preocupaba porque no conseguía casa para resguardarlo. Luego un joven que vive solo una noche me preguntó por el perrito y se ofreció a cuidarlo hasta que lo ubicarnos en un hogar definitivo. Solo me pidió que lo ayudara a cubrir los gastos de la alimentación porque él no tenía recursos para hacerlo y, actualmente, Negrito sigue viviendo allí con él, consiguió su hogar y está muy feliz”, comentó.
Coquito «el tremendo»
Ahora es la historia de Coquito, «un perrito muy tremendo», como lo define Armas. Él se la pasaba en la parada de autobuses de Nueva Casarapa, en Guarenas, y los conductores lo llevaban y lo volvían a traer, porque él se montaban las camionetas de pasajeros, incluso una vez frustró un atraco, contó.
En otra oportunidad, se montó en un transporte escolar y se fue para Guatire. «Duramos dos días buscándolo, hasta en las redes sociales colocamos un aviso. Luego, no sabemos cómo, él se regresó solo y fue ahí cuando le conseguimos un hogar donde lo aman, lo cuidan y lo protegen», indicó.
Yacito
La proteccionista de animales comentó que a Yacito lo rescató su hija, quien todos los días lo veía cuando se iba al trabajo. «Ella se enamoró de ese perrito y un día que no lo vio en el lugar de costumbre. Le dijeron que lo habían atropellado. Ella pasó el día llorando, pero de sorpresa Yacito estaba en el mismo lugar de siempre al día siguiente», dijo.
El encargado del transporte de la empresa donde laboraba su hija decidió llevárselo para la ese lugar, para que le hiciera compañía a otra perrita que estaba allá. Así su hija le llevaba comida todos los días y hasta lo bañaba allá. Posteriormente, Yacito presentó una herida en la espalda y la hija de Armas lo llevó a casa para curarlo y hasta el sol de hoy él vive en ese hogar.
Los comunitarios
Armas además cuida y protege a una manada de perros comunitarios en Nueva Casarapa. Una de las integrantes es Muñeca, una perra mestiza que llegó enferma hace seis años a la parada de autobuses. Ella la comenzó a cuidar, la esterilizó y, actualmente, se encuentra en el Centro Comercial Rojo de la localidad.
También está Tigre, que es el perro más longevo de la manada, pero con mucha vitalidad. «Él sí tenía familia, pero no lo cuidaban. Cuando lo conocí él tenía una gusanera en los testículos, estaba muy malito y una amiga rescatista, Andrea, le hizo las primeras curas. Después continué yo durante tres meses, hasta que las heridas cerraron y luego tuvo una fractura que también fue curada», señaló.
Armas destacó que “Tigre es muy sinvergüenza, a veces se desaparece y viene todo roto, pero yo lo quiero mucho y lo cuidó mucho».
También cuida a Katira, ella llegó desde pequeña al centro comercial. Armas a todos los alimenta, los baña, los desparasita y pide ayuda para lograr conseguirles un hogar.
Justamente hoy, Día del Perro sin Raza, Armas hace un llamado a las personas a adoptar a un perro mestizo.