María da Silva es una enamorada de la pintura. Fiel discípula de Diego Velásquez, Pablo Picasso, Rembrandt Harmenszoon van Rijn y Paul Cézanne la llevó a certificarse en la escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas, ubicada en Caracas (Venezuela).
Su amor por las artes lo compartió con la crianza de sus hijos y para no separarse de ellos transformó la sala de su casa en un estudio de arte. Desde allí trabajaba y compaginaba su rol de pintora con el de madre.
Con optimismo y alegría los trazos se convierten en expresiones de quien supo llevar dos grandes responsabilidades y salir airosa.
No olvide ver nuestros reportajes en: www.hispanopost.com