La mexicana Flor Molina llegó a los Estados Unidos hace más de 15 años persiguiendo el sueño americano. Unas personas la contactaron en su pueblo natal y le prometieron un empleo bien remunerado y estable, pero al llegar a Los Ángeles retuvieron sus documentos, le informaron que tenía una deuda millonaria que debía pagar y la hicieron trabajar en condición de esclavitud durante 40 días continuos en una fábrica textil.
Gracias a una llamada anónima, ella y las demás mujeres que se encontraban en ese sitio pudieron volver a la libertad. Hoy, Molina se ha convertido en la cara de la lucha contra la trata de personas en Los Ángeles.
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