La mayor planta de energía solar estará en el desierto de Neguev

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    A dos horas al sur de Jerusalén, cerca de la ciudad de Beersheva y rodeada por el desierto del Neguev, está la que será la mayor planta termo solar de Israel, un proyecto con una alta contribución española.

    «Este plan comenzó hace siete años, cuando una de las empresas involucradas se salió del sector solar y entró Abengoa. Pero por problemas de financiación, hace un año y medio la española TSK entró como relevo de Abengoa», asegura Rosana Méliz Gabás, subdirectora del proyecto.

    La planta, construida en un 67,5 por ciento por la israelí Shikun & Binui Solel Boneh Infraestructure, y en un 32,5 por la española TSK, se extiende en casi 400 hectáreas, comenzó construirse en julio de 2015 y estará terminada en 2018.

    Durante los próximos 25 años estará gestionada de forma privada hasta 2043, cuando pasará a manos del Estado de Israel.

    El proyecto consta de tres fases ya construidas y una cuarta en construcción, tiene 454.832 espejos, todos fabricados e instalados por empresas españolas, y 203 kilómetros de tuberías de cristal por donde circula un fluido portador de calor que nunca baja de los 90 grados centígrados.

    El complejo aloja dos instalaciones fotovoltaicas, una de ellas todavía sin construir, y otras dos termosolares, que se nutren del sol del desierto del Neguev.

    Las primeras funcionan a través de la energía que genera la luz solar y que es recogida por los paneles fotovoltaicos, mientras que las termosolares son aquellas en las que se transforma en electricidad la energía que se desprende del calor.

    En estas últimas, el agua a altas temperaturas se convierte en vapor y se conduce a una turbina que genera electricidad, explica el jefe de Seguridad, Salud y Medio Ambiente del proyecto, Juan Morales de Castilla.

    En el caso de la «cilindro parabólicas», precisa Morales de Castilla, los rayos del sol se reflejan en unos tubos de cristal situados en el centro de la curvatura del espejo colector que calienta un aceite especial que alcanza hasta los 390 grados centígrados.

    Para las plantas fotovoltaicas, los paneles recogen directamente la luz del sol para transformarla en electricidad.

    «Esta planta genera 440 megavatios al año de energía verde y limpia producida por la radiación solar en el desierto del Neguev», afirma Didi Paz, director ejecutivo de Neguev Energy.

    Sesenta españoles trabajan en este proyecto en pleno desierto, próximo a varias comunidades beduinas, y entre oficinas de casetas prefabricadas en las que ondean la bandera israelí y la española.

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