Las lápidas que identifican las parcelas han sido hurtadas de manera masiva y las tumbas profanadas. Esa es la realidad que se vive en los cementerios de Caracas, donde las personas deambulan para encontrar dónde reposa su familiar, pero también el lugar evitado para no ver las condiciones en las que quedaron los restos de sus seres queridos.
El Cementerio General del Sur
Otrora principal camposanto de la capital venezolana fue el lugar donde expresidentes, militares y otras personalidades del país fueron enterradas. Sin embargo, sus sepulcros han sido abiertos. Recorrer los linderos del cementerio evidencia la dificultad de hallar una tumba que no haya sido profanada.
El mausoleo de Joaquín Crespo, donde además de él reposaba su esposa y familiares, quedó completamente desvalijado y del cuerpo de quien fue presidente de Venezuela en dos ocasiones, no quedó ni la sombra.
El Cementerio del Este
Convertido desde hace unos años en el cementerio de mayor relevancia de Caracas, en el Cementerio de La Guairita, como también es conocido, desde 2017 se incrementó el hurto de lápidas de bronce motivado a la prohibición de la explotación de cobre en Venezuela.
Recorrer las terrazas de este lugar muestra la magnitud del problema porque escasas son las parcelas identificadas con placa.
La directiva de este camposanto ideó una solución para poder identificar las parcelas: un sistema de granito grabado a láser. La demora para que las máquinas llegaran al país fue de cuatro meses.
En enero empezaron el proceso de reposición de lápidas y hasta finales de julio tres de las 28 terrazas habían sido repuestas en su totalidad. Desde el inicio, la prioridad la han tenido las terrazas más afectadas, que son las más alejadas.
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