Lo que está en juego en las elecciones de México

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    El partido de Peña Nieto decidió apostarle a una figura prototípica de un modelo que se ha agotado. Alfredo del Mazo es pariente del presidente e hijo y nieto de gobernadores del estado. Difícil pensar en un representante más obvio del grupo Atlacomulco, un conglomerado de políticos y empresarios que controlan el estado desde hace muchos años. Su elección como candidato es una apuesta cínica por la continuidad en una entidad que ha sufrido mucho con los últimos gobiernos. El ejemplo perfecto del PRI que se renovó sin cambiar nada. Por eso, de todos los partidos, el PRI parece ser el que más se juega en las elecciones del domingo en el Edomex.

    En caso de perder

    El PRI sabe que el avenir de su partido está en juego y eso le interesa mucho más que el futuro de la entidad. “De nuestro triunfo depende el futuro del priismo” -ha dicho Del Mazo una y otra vez, confirmando que lo que está en juego no es el bienestar de los mexiquenses.  En el plano de lo simbólico, perder el Estado de México significa la caída del último bastión del priismo clásico y de paso perder en la casa misma del presidente.  En el terreno de lo político, la pérdida del estado significaría una disminución en el voto duro del PRI; mucho del cual se concentra en esta entidad. Asimismo el partido verá su capacidad de “movilización del voto” permeada para las elecciones del próximo año y confirmará la grave crisis de legitimidad por la que atraviesa. En términos de geopolítica, perder el Estado de México representa un problema importante pues significará quedar relegado de las plazas fuertes del centro del país; con la Ciudad de México controlada por la izquierda y Puebla por el PAN, salir del Edomex reducirá considerablemente su poder e influencia en el corazón del país.

    En caso de ganar

    El escenario de un triunfo electoral tampoco significaría el final de los problemas del PRI. Todo pinta para que, en caso de darse, el margen del triunfo será estrecho. Esto conllevaría a un periodo postelectoral desgastante entre acusaciones de fraude y corrupción. Esto, aunado a las dificultades que tendrá la administración por hacer funcionar propuestas de campaña pensadas para obtener votos pero no para gobernar, puede generar malestar. Es posible que el PRI del Estado de México llegué demasiado debilitado al 2018 como para ser un factor determinante en la carrera presidencial del 18.

    Lo que está en juego para Morena

    Panorama General

    Independientemente del resultado, la candidata de Morena tiene un panorama complicado. El problema de Morena no serán los resultados del domingo sino su propia reacción ante ellos. Existen dos preocupaciones principales y ambas son internas; Si ganan ¿Cómo gobernará Delfina? Y si pierden ¿Cómo reaccionará AMLO?

    En caso de perder

    En el plano de lo simbólico e incluso lo político, un resultado desfavorable no sería de ninguna forma devastador para Morena. Incluso, una derrota apretada, sería una victoria simbólica importante para un partido nuevo. Un escenario así podría ser un buen trampolín para la contienda del 18. El riesgo más grande en caso de una derrota no viene de afuera sino de la cúpula del partido. La reacción de AMLO ante un resultado adverso es, sin duda, la preocupación más grande para el partido.  La izquierda mexicana es experta en ser su propio peor enemigo y esta elección puede confirmar la regla.  Si el PRI gana y Andrés Manuel no reconoce los resultados alegando un fraude; revivirá la imagen que le ha causado tanta animosidad entre una parte del electorado. A un año de las elecciones, esto podría ser desastroso para el tabasqueño; su imagen ha venido suavizándose en los últimos tiempos, pero el grito de “¡fraude!” regeneraría viejos temores en torno a Andrés Manuel. Estos temores serán la mejor arma de la oposición contra el candidato de Morena. Sin embargo, este escenario también representa una oportunidad; en caso de que AMLO se maneje con mesura e inteligencia, demostrará una madurez política que lo perfilara positivamente rumbo a 2018, y al mismo tiempo lo puede convertir en una oposición vigilante pero institucional en el Estado de México.

    En caso de ganar

    En términos de política convencional, el triunfo sería un golpe de timón muy importante que afianzaría a Morena como el partido a vencer en el 18. Un triunfo de la candidatura de Delfina Gómez sería el triunfo electoral más importante de la izquierda desde que ganó la capital en 1997. Sin embargo, ganar significaría un reto mayúsculo que conlleva gran riesgo. El Edomex se convertiría en el “laboratorio” oficial de Morena como gobierno. ¿Tiene la capacidad Delfina de mejorar las cosas en el Estado de México? No lograrlo en el corto plazo sería darle argumentos fuertes a los contrincantes de Morena en el 18.  La oposición buscará construir la imagen de que Morena es incapaz de gobernar y no cumple lo que promete. El PRI y el PAN harán todo lo posible porque sea así.

    Lo que está en juego para el PRD

    El PRD se ha convertido en un partido kamikaze. En medio de su crisis más grave, la elección del Estado de México y la sonada candidatura de Alejandro Encinas se presentaron como una posibilidad inesperada de salvación. Ganar el Estado de México hubiera significado el regreso del PRD con fuerza rumbo a 2018; y Alejandro Encinas sonaba como la persona adecuada para lograrlo. Como era de esperarse, ellos mismos se encargaron de estropear su última gran oportunidad. Aún así, y muy a pesar de sí mismo, el PRD logró presentar una candidatura interesante que tomó momentum tras el desinfle de Josefina Vázquez Mota.

    Es posible que Juan Zepeda sea el más articulado de los candidatos al gobierno, pero a pesar de su remontada, sus posibilidades son casi nulas y el esfuerzo se desvanecerá en la nada. Las elecciones del Estado de México fueron una oportunidad inmerecida para que el PRD se salvará; pero acabaron simplemente por confirmar los ímpetus suicidas del partido. La mayoría de las encuestas colocan al PRD en el tercer lugar de la contienda; de confirmarse esta tendencia el PRD confirmará su paso a la indiferencia con rumbo a 2018.

    Lo que está en juego para el PAN

    La campaña del PAN ha sido un desastre; de ser punteros ahora se perfilan a quedar en un cuarto lugar distante. En ese sentido, el PAN debe entender al Estado de México como una gran alerta rumbo a 2018. Su trabajo principal será hacer un estudio muy detallado de lo que le sucedió en la campaña. La autocrítica y la minuciosidad de este ejercicio será lo mejor que puedan sacar del proceso electoral. Sin duda la elección se presentará como una oportunidad desperdiciada; pero el desplome de su candidata tiene que someterse a revisión. Si el problema es Josefina Vázquez Mota; entonces el partido tendrá que cuestionar los mecanismos que la permitieron ser candidata después del desastre de 2012. Si el problema es la estructura del partido y su falta de lealtad ante un candidato entonces tendrán que definir cómo harán para que lo mismo no suceda en 2018, sobre todo con una contienda interna tan álgida y dividida como la que presentan. Sin embargo, la verdadera respuesta debe de estar en un punto medio entre ambas, y es ahí donde el partido tendrá que trabajar más. El PAN no está muerto, pero ha demostrado una debilidad recurrente muy preocupante para sus intereses en 2018. ¿serán capaces de componerla antes de al elección presidencial?