La crisis económica, los casos de corrupción y como consecuencia la fragilidad de los servicios públicos del Estado de Río de Janeiro, lleva a los funcionarios, una vez más, a las calles de la ciudad.
Miles de trabajadores e incluso estudiantes unidos por una sola voz: Fora Pezão (fuera Pezão), en clara alusión al Gobernador estatal, Luiz Fernando Pezão, y contra la reforma de pensiones presentada, así como al atraso del calendario del pago de los salarios y las precarias condiciones de los servicios públicos (educación, salud, seguridad y justicia).
Escuelas sin porteros ni vigilancia y en algunos casos sin servicio de limpieza; hospitales públicos sobresaturados, con falta de estructura y sin camillas para atender a todos los pacientes; fuerzas de seguridad (bomberos y policías) sin equipamientos necesarios para poder ejercer con normalidad su trabajo, ha hecho nuevamente que los empleados públicos se congreguen frente a las puertas de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro (Alerj) para gritar su indignación.
Los funcionarios denuncian el desvío de dinero público a grandes empresas y a la celebración de grandes eventos, como los Juegos Olímpicos, mientras que los servicios públicos mueren lentamente y pasan a manos privadas.
Muchos de los empleados aún no han recibido sus salarios de enero y febrero y han visto como la décimo tercera paga ha sido parcelada en varios plazos. La gran mayoría asegura estar por debajo del salario mínimo, por lo que buena parte de los trabajadores públicos se ven obligados a ser pluriempleados para poder llegar a fin de mes.
Los profesores de la red estatal de Río de Janeiro han anunciado su decisión de entrar en huelga hasta encontrar una solución a la situación de abandono de la escuela pública.
La protesta que comenzó a las puertas de la Asamblea Legislativa, terminó en la mítica plaza de Cinêlandia, donde los manifestantes anunciaron su intención de continuar en la lucha y anticiparon el nuevo acto reinvindicación para el 17 de marzo.
