La comedia dramática Yo soy Betty la fea, escrita por Fernando Gaitán, está en Netflix y bien vale la pena volver a verla. Aunque en su momento fue concebida como una telenovela y de hecho tiene algunos de los elementos que caracterizan al género, debido al manejo del humor durante casi todos sus capítulos, es muy fácil percibirla como un seriado que está muy lejos del melodrama convencional latinoamericano.
La ficción protagonizada por Ana María Orozco y Jorge Enrique Abello tiene tantos elementos que la favorecen que enumerarlos puede ser complicado. Sin embargo, intentaré hacerlo:
1. El elenco. Las actuaciones en esta versión original de Betty la fea son tan verosímiles que nunca dudas. Es difícil ver un capítulo y pensar que quienes están en pantalla actúan. Cada uno posee tal dominio de su rol que conectas efectivamente con sus diversas personalidades y estados de ánimo.
2. La forma de contar la historia. No importa que ya sepas de que va Betty la fea. Hace 20 años que se estrenó y su historia es conocida por todos. No obstante, cada capítulo es en sí mismo un pequeño relato capaz de generar interés. Betty está estructurada de un modo en que cada episodio posee un conflicto y su posible resolución. De esta forma, el público mantiene el interés y genera una curiosidad que pueden satisfacer en el capítulo siguiente.
Además, tiene un buen manejo de los nudos dramáticos, los cuales están repartidos de forma equilibrada hasta el final. Aunque los capítulos que más disfruto son los primeros, todos aquellos que acontecen antes de la transformación de la protagonista.
3. Las risas. El arte siempre se relaciona mucho más con las lágrimas que con las risas. Sin embargo, hacer reír es un don que pocas personas poseen, sobre todo si convocan una risa franca que se repite una y otra vez, aunque ya conozcas los chistes. Betty da risa por lo mucho que algunos personajes se asemejan a la realidad y por la forma que tiene Fernando Gaitán de ironizar sobre aspectos de la vida cotidiana reconocibles a pesar del paso del tiempo.
4. Los clichés de la vida real. Este aspecto está íntimamente relacionado con el anterior, ya que si algo da risa en Betty es el modo en que es capaz de reflejar personajes de carne y hueso en forma de parodia. Decía Roberto Gómez Bolaños que cuando creó El chavo intentó recrear el universo de su país en la ya famosa vecindad. Él creó personajes que estaban presentes en la vida diaria. Gaitán al parecer hizo algo similar en Betty. Si bien es cierto que sus personajes son un cliché, los podemos encontrar en la vida cotidiana.
5. El drama. Betty posee momentos dramáticos muy verosímiles. Situaciones que generan empatía e incluso nos obligan a reflexionar sobre diferentes aspectos de la vida. Estas circunstancias no solamente tienen que ver con la protagonista. El resto de los personajes también tienen su historia y justificación, en esta ficción entenderlos nos permite tener distintas perspectivas de los acontecimientos.
Yo soy Betty la fea fue estrenada originalmente en 1999, ha sido versionada un sinfín de veces, sin embargo, nunca han podido superar la versión original.
Si te interesa reírte y cuentas con tiempo libre puedes disfrutar de esta pequeña obra de arte intemporal.
@luisauguetol