Héctor Padula conduce con soltura su vida multifacética. Médico anestesiólogo en ejercicio, cocinero de oficio y vocación, fotógrafo por pasión, no sólo lleva las riendas desde hace una década del restaurante Recoveco, enclavado en Galipán, sino que desde inicios de 2018 lidera las cocinas de La Oficina, un nuevo restaurante apostado en el segundo piso de la tienda Licoteca, en La Castellana de Caracas.
Allí, al mando de una brigada joven, creó un menú en el que los ingredientes cercanos toman nuevos guiños bajo su sello. Queremos proponer comida sabrosa. Buena cocina en base a los productos de calidad que conseguimos. Que haya seriedad en la técnica, buenas texturas y platos redondos, cuenta de esta iniciativa.
En los fogones lo acompaña una brigada joven a cargo de la chef Gigi Petit. Allí el equipo se logró con el programa de una fundación a la que bautizaron Rebeldes con gusto y que está conformada por jóvenes patineteros y grafiteros que han aprendido los rigores de las cocinas y conseguido allí un nuevo oficio que asumen con buenos resultados. La idea es formar a más muchachos y ubicarlos en los nuevos restaurantes que tendrá el grupo. Entre esos proyectos está La Segretta, un club privado en Altamira donde planea combinar arte y cocina.
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