La desaceleración de la economía, la depreciación del bolívar, la inflación y el aumento del dólar son factores que continúan golpeado el poder adquisitivo de los venezolanos, pese a las proyecciones de organismos internacionales, firmas y economistas que apuntan a una mejoría económica del país.
En los últimos dos meses del año, el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) reportó que la inflación nuevamente alcanzó los dos dígitos: octubre cerró en 14,5% y septiembre en 11,5%; mientras que el crecimiento económico se desaceleró en el tercer trimestre para ubicarse en 9,8%.
Ante este panorama, HispanoPost consultó a los economistas Tamara Herrera y Alejandro Grisanti, que, a pesar de no coincidir en algunos aspectos, concuerdan en que el gobierno de Nicolás Maduro debe cambiar las políticas económicas para el aliviar la crisis financiera que atraviesa el país.
Tomando en cuenta la situación actual de la economía en Venezuela, para Tamara Herrera, miembro de Síntesis Financiera, el panorama se torna sombrío «si no hay cambios relevantes, nuevos estímulos y nuevos factores de aceleración» en 2023, por lo que considera fundamental incentivar la producción petrolera, así como otros sectores.
«Es imprescindible, por ejemplo, que ya haya buenas noticias contundente y convincentes en materia petrolera y nada de eso va a ocurrir si no avanzan con sinceridad y profundidad las negociaciones en México y si no se logran unas licencias que permitan no solo a la Chevron, sino a algunas otras empresas reanudar operaciones», sostuvo Herrera.
La economista recordó que 2023 ya es considerado como un año electoral, por lo que habrá una mayor demanda por el gasto público. A lo que se le suma la gran desconfianza de los venezolanos hacia los bolívares, que es la moneda nacional.
«Hay la amenaza de la hiperinflación y ya no se puede aspirar a mayores desaceleraciones del gasto público, después de los ajustes que llevan ya cuatro años aplicándose. Eso no es conveniente ni una situación prolongable», puntualizó Herrera.
Detalló que la estimación de la consultora apunta a que la inflación de octubre cerró en 6%. «Bastante más baja que la que presentó el Observatorio Venezolano de Finanzas. Pero 6% sigue siendo una inflación demasiado alta, porque no denota una posibilidad clara de desaceleración. De manera que hacia final de este año lo que estamos teniendo es un deterioro en materia de precios», dijo Herrera.
En ese sentido, la economista considera que la tasa de inflación anual de 2022 podría cerrar alrededor de 170%. «Está influyendo el factor estacional de aceleración de los pagos laborales de fin de año, que usualmente genera una mayor demanda, una mayor cantidad de dinero en circulación, una mayor demanda de bienes. También una mayor cantidad de divisas y esta última adicionalmente está particularmente intensa desde hace dos semanas y nos parece que está reflejado cierta incertidumbre por parte de las personas y los actores en el mercado», acotó.
La economista explicó esta inestabilidad puede persistir si el Banco Central de Venezuela (BCV) decide que se «deslice más el tipo de cambio para no estar usando tantas divisas con ese propósito seudo estabilizador».
A su juicio, el crecimiento de la economía venezolana también «ha perdido fuelle» desde mediados del año, que ha venido agudizándose con el pasar de los meses y que ha generado un debilitamiento en la demanda, por lo que ha perdido fuerza el consumo.
«Esto sería la razón de la desaceleración, lo que denota un agotamiento de los estímulos que se recibieron y menos aún con el entorpecimiento que se incorporó por la reforma del IGTF. Esos son factores que contribuyeron a esta desaceleración y que atenta contra un buen año 2023», advirtió la economista.
Sin embargo, Herrera calcula que para la época decembrina «debería haber una mejora en la actividad económica».
En cuanto al pronóstico de crecimiento económico de 2022, Herrera estima que podría cerrar en 10%, que comparado con el año 2021 «es una importante mejora, pero absolutamente insuficiente para el desafío de recuperación que tiene Venezuela».
2022 marcado por la caída del poder adquisitivo
El economista Antonio Grisanti, socio director de Econalítica, cree «sí vamos a seguir reduciendo en números de inflación» para 2023. Y en cuanto al crecimiento económico opina que “va a tener un techo muy bajo, puesto que no se han dado cambios para atraer inversiones de mediano y largo plazo”.
Dijo que «cuando las economías caen mucho y tú tienes una capacidad instalada, vas a tener siempre alguna recuperación», por lo que señala que Venezuela tiene vive un «efecto rebote», pero que el gobierno debe saber manejarlo.
Por ahora, prevé que el cierre de 2022 estará marcado por la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos.
«Lo que va a cambiar desafortunadamente son los aguinaldos y las prestaciones de los trabajadores públicos y privado, porque el poder de compra se va a ver afectado con el repunte del precio de la divisa», aseveró.
A pesar de estas circunstancias, el también director socio de Ecoanalítica, proyecta una mejoría para finales de diciembre de 2022 con respecto al año anterior. «Pero todavía a niveles ínfimos de lo que vivió Venezuela en 2012. Es una mejoría que está desigualmente repartida, hay sectores que van a tener mejoría y otros no».
Asimismo, Grisanti confía en las proyecciones de los organismos internacionales, que indican que Venezuela registrará una mejoría para final de 2022.
Para el economista, estás estimaciones «no cambian porque en el último trimestre tenga una disminución del ritmo de crecimiento. La inflación en 2021 fue de 1.800% y ha caído a 125% este año. Eso es una cifra menos mala que en comparación al año anterior, pero es hasta 10 veces peor que cualquier otro país de Latinoamericana», describió.
El banco Credit Suisse calculó un crecimiento económico para Venezuela de 20% en 2022, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) apunta a una expansión de 1,5% y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que el país registrará el mejor desempeño de Sudamérica, con 5%.