El candidato presidencial republicano a la Casa Blanca, Donald Trump suscita polémica más allá de su controversial campaña, por una cabellera que le ha ganado no pocas sátiras.
Su melena rubia y desorganizada le ha jugado malas pasadas en varias ocasiones, pues en una mala relación con el viento, sus cabellos se levantan y vuelan cual peluquín loco por huir de la cabeza del magnate inmobiliario.
Cómicos memes circulan en las redes, en donde se le compara con animales, mazorcas de maíz, muñecas de niños. Pero ante tanta risa, todos se preguntan: ¿qué le sucede en verdad al cabello de Trump?
Hasta el momento la mayoría de los criterios coinciden en que el aspirante republicano a la Casa Blanca, no está calvo y tampoco lleva peluquín, pues en pleno discurso de campaña ha permitido que un desconocido le tire del cabello para demostrar que su cabellera no es falsa. Aún así casi nadie dilucida cuál es el verdadero tratamiento que usa.
El estilista Bobby Barros, dueño de Ecstasy Salon Spa, -uno de los salones más prestigiosos de la ciudad de Miami-, valora la posibilidad de que Trump aplique el tratamiento de microcilindros. Una intervención capilar que consiste en injertar de manera microscópica cada nuevo cabello en la raíz de los más viejos.
Estas miniextensiones que solo duran 6 semanas tras el siguiente tratamiento, se valoran en una módica cifra que ronda los 60 mil dólares. La técnica está patentada por la Clínica Ivari, una consulta que coincidentemente radica en la Torre Trump, de la ciudad de New York, donde el magnate tiene sus propias oficinas.
En el peinado de Trump se ven cuatro movimientos obligatorios de cabello. Un peinado de atrás hacia delante, los laterales detrás de las orejas y el flequillo se desliza hacia arriba y luego, hacia atrás. Finalmente, se fija con gomina y spray, de allí que parezca impostada y un tanto falsa la cabellera del magnate.
