Personas caminando en todas las direcciones, con unas pocas bolsas de comida en mano, buscan llegar a sus casas después de hacer sus compras. Ese es el panorama de Petare mientras carros y motos se topan con las alcabalas que no permiten el paso a todos.
«Solo personal de seguridad, personal de salud y personal farmacéutico son los tres usos oficiales que se están dejando pasar en los puntos de control», expresó un funcionario de la unidad de Dirección de Investigaciones Penales (DIP).
Foto: Eukaris Pérez
Las paradas de autobuses a las partes altas de Petare fueron movidas a Mesuca, por lo que los ciudadanos deben subir caminando o agarrar alguna «cola» que vaya se subida.
Elena Toro, quien vive en el sector La Seiba, bajó junto con su esposo en una moto y tuvo que dejarlo a él cuidándola mientras ella hacia las compras. «Está situación lo que hace es crear zozobra porque uno al final tiene que buscar que comer», dijo la mujer mientras se alejaba de la alcabala para adentrarse al centro de Petare.
El 14 de marzo Nicolás Maduro declaró cuarentena en varias regiones del país, incluyendo al estado Miranda y Distrito Capital, para reforzar las medidas de seguridad ante el coronavirus COVID-19 y disminuir su expansión.
Esta medida prohíbe la circulación de toda la ciudadanía, exceptuando al personal del sector salud, alimentación, telecomunicaciones o prensa, pero por la actual debilidad económica que atraviesa el país los negocios pequeños se están viendo afectados, así como las personas que viven del día a día para llevar el sustento a sus hogares.
Tal es el caso de María Muñoz: «Yo vendo café por las calles y con eso me bandeo para sobrevivir, pero ahora no puedo salir mucho con la vigilancia que amaneció hoy en Petare».
Las panaderías trabajan hasta las doce del mediodía o si aún tienen productos pueden vender hasta que se acabe, así lo aseguró la encargada de «El Placer de Plata». «Por ahora solo estamos sacando pan para ochenta o noventa personas, evitando de que se no se vendan y queden ahí. Vamos al día a día», agregó.
Foto: Eukaris Pérez
Hay quienes solo van a los comercios para cuidarlos. Joel, dueño de una licorería en la redoma de Petare, abre a medias. «Atiendo a algunos clientes que me contactan, pero de resto estoy por seguridad», dijo.
Las colas de personas que quieren comprar alimentos o productos de limpieza son constantes y la mayoría de los negocios despachan solo a través de rejas.
«Esto puede provocar un estallido social, lo que puede ser el final de los finales para el gobierno», dijo el abogado Joel Rivero, y añadió que «la cuarentena mata el comercio y puede haber mucha gente desempleada».
«Yo creo que más de 60% de la población vivimos del diario. Dime tú quién gana un sueldo como para estar un mes en su casa. Hay que pararse en la realidad porque uno tiene familia y hay que darles de comer», sentenció Rivero.
Foto: Eukaris Pérez
Las instrucciones van desde usar tapa bocas en todos los lugares, guantes y lavar las manos constantemente, pero la primera es la que más han puesto en práctica los venezolanos. «Yo fui a la bodega y compré varios tapabocas para mi familia en 50 mil bolívares», dijo un transeúnte que aseguró vivir en la zona cuatro de José Félix.
Constantemente los funcionarios de seguridad les recuerdan a los ciudadanos que deben usar tapa bocas, pero hay quienes se los ponen por ratos porque «se siente incómodo».
No olvide ver nuestros reportajes en: www.hispanopost.com