“Lo que comemos es lo que Dios me provee para el día”

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    “Yo no puedo quedarme en mi casa, acostado en la cama, viendo televisión todo el día y con mi hijo sin pañal, sin comida y sin nada, porque yo soy el sustento de mi familia”, cuenta Jonathan Sánchez, un hombre de unos 30 años de edad que se gana la vida limpiando vidrios y lavando carros en la calle, pero desde que comenzó la cuarentena se le ha complicado llevar el pan a su familia.

    Con una esposa y un hijo de 11 meses de nacido, que viven en Caracas y no ha podido ver desde que Nicolás Maduro decretó el confinamiento preventivo, Sánchez señaló: “El desayuno lo eliminamos porque yo soy el único que está trabajando. Comemos lo que relativamente Dios nos provee para el día. Relativamente (como) lentejas, sardinas almuerzo y cena”.

    “Mi hijo, con la ayuda de mi papá y lo que yo le doy se toma su tetero o sino lo que hay. Mi esposa no come carne, no come pollo, no se come una buena comida. No desayunamos, comemos dos veces al día solamente. Lo que comemos es lo que Dios me provee”, agregó Sánchez, quien en estos momentos vive en Los Teques.

    Explicó que ya no percibe la misma cantidad que antes por su trabajo. “Ya yo no estoy haciendo lo mismo de antes. 100 bolívares que no alcanzan para nada, porque un kilo de arroz vale 160 o 170 bolívares y yo tengo que trabajar dos días para comprar un kilo de arroz. Tengo que trabajar todos los días, de lunes a lunes, para llevarle el sustento a mi familia. Como ven aquí, con un haragán con goma espuma para limpiar vidrios”.

    Horarios y restricciones

    Una de las medidas adoptadas por las alcaldías fue el cierre de vías para garantizar el libre tránsito a los cuerpos de seguridad y personal médico. Desde la administración de Maduro se restringió el acceso al sistema de Metro y ferroviario, solo pueden usarse si la persona posee salvoconducto y el horario laboral de los comercios se redujo, en su mayoría, hasta el mediodía.  

    “Por la cuestión de la cuarentena yo tengo que salir de 8 de la mañana a 12, para limpiar vidrios y así me gano la vida honradamente. Así me gano la vida, porque yo no recibo caja CLAP, yo no recibo bono. Lo que recibo es la colaboración de la gente”, dijo Sánchez.  

    Indicó que ahora solo puede trabajar medio tiempo y no ha podido trasladarse hasta Caracas, donde solía laborar. “El metro está cerrado, yo trabajaba en La Vega y ahora no puedo pasar para Caracas, porque los policías no permiten que uno pase si no tienes un salvoconducto. Yo estoy buscando la comida para mi hijo y para mi esposa y la policía no me deja trabajar”.

    Los operativos de cierres de vía de los efectivos policiales le dificultan el trabajo: “Ahora tengo que pararme donde hay un carro estacionado, por lo menos, para poder lavar los carros. Estaba trabajando y la policía me sacó, porque no podía estar ahí. Ahora yo les digo, si yo estoy trabajando honradamente y buscándome el pan de cada día, por qué me corren de los sitios”.

    La prohibición de los policías no es la única adversidad a la que se enfrenta Sánchez cuando sale a trabajar. “Se me hace fuerte, ahí trabajando me maldicen, me lanzan los carros, me han sacado pistola y, sin embargo, a la calle salgo a trabajar todos los días para buscar, aunque sea, un kilo de yuca o un kilo de sardinas para llevarlo a mi casa”.

    Un llamado a Maduro

    Sin poder ver a su hijo y esposa desde hace más de dos meses, atrapado en una ciudad satelital donde los efectivos policiales no le dejan hacer el trabajo con el que solía sobrevivir y sustentar a su familia, Sánchez busca la forma de reinventarse y así poder contar con el apoyo del Estado, del cual asegura no recibir nada.

    “No he recibido ayuda del Estado. Voy a montar 10 turnos de guardia de noche. Voy a meterme a la milicia para poder solventar por lo menos para la comida, porque lo que yo hago no me alcanza”, insistió. “Todo lo que estoy viviendo es muy fuerte y a mí el gobierno no me ayuda en nada y mucho menos la policía, porque donde me ve, me corre”.

    Explicó que la relación entre el sueldo mínimo y los precios de los alimentos no están acordes: “El sueldo sube, el dólar sube y baja y las cosas suben y suben y suben, y se hace imposible comprar las cosas necesarias para el hogar. Mientras el presidente tiene comida en su casa, unos tienen, como yo, que salir a la calle a buscar la comida de cada día”.

    Ante la situación por la que le ha tocado atravesar, hizo el siguiente llamado a “Nicolás Maduro Moros, que de verdad se pusiera los pantalones y solucionara este problema y esta crisis que hay, porque él es un presidente para enfrentar lo que hay. Abra los bancos mediodía, normalice el horario de los negocios hasta las 2, por lo menos”.

    “Para qué sube el sueldo si las cosas aumentan, por qué no sube el sueldo y deja los alimentos congelados al precio que uno los pueda comprar. Cómo es posible que un kilo de queso te va a costar 700.000 bolos, ya que el sueldo son 300.000 bolívares al mes. Eso no te alcanza para nada. Ya yo no estoy comprando jabón para lavar la ropa, porque está muy caro. Hoy está a un precio y mañana a otro, sube el sueldo y sube todo”, reiteró.

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