Efectos de la pandemia: Venezolanos en España se quedan sin empleo

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La crisis económica y social en Venezuela llevó a muchos ciudadanos a tomar nuevos rumbos, entre ellos “probar suerte” en España.

Si bien no es fácil dejarlo todo e intentar hacer una nueva vida, sobre todo tomando en cuenta las restricciones que ha traído la pandemia y eso incluye la pérdida de empleo, lo venezolanos consultados se muestran optimistas y piensan que al mal tiempo hay que verle siempre el lado bueno.

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Carolina Celis Porras tiene 33 años de edad y desde hace cinco está en Madrid junto a su hermana. Aunque se graduó de abogada y chef profesional, las cuentas no le daban y se fue a España.

Refirió que se siente muy bien porque, aunque tiene que trabajar muy duro, “dentro de todo estoy muy contenta y agradecida”. Comentó que, a pesar de la pandemia, no ha dejado de trabajar. Extraña a Venezuela, pero siente que su vida cambió para bien.

“Estoy contenta porque puedo tener mis cosas, pago piso junto a mi hermana y puedo enviarle ayuda a mis padres que siguen en Venezuela”, indicó.

Por su parte, Desirée Franco, tiene cinco años en Madrid y explicó que se despidió de su amada Caracas para buscar mejores oportunidades salariales y laborales “para tener un mejor futuro”.

Actualmente está desempleada debido a la pandemia de la COVID-19, que ha afectado de manera significativa al país ibérico. “El empleo en España se ha reducido y las oportunidades son escasas: Hay muchas empresas que han cerrado y están contando con el personal mínimo”, explicó.

“No es fácil pero no me detengo”

Contrario a lo que algunos creen, no es fácil dejarlo todo para comenzar de nuevo en otro lugar y mucho menos otro país. Eso es precisamente lo que piensa Mercedes Rey, quien en Venezuela hacía “de todo un poco”: trabajaba como profesora de bachillerato, dictaba talleres a universitarios, trabajaba en una tienda y colaboraba con fundaciones, medios de comunicación y mundo musical.

“Hace tres años emigré junto a mi madre a España. El principal motivo fue que no conseguía sus medicinas y cuando las conseguía, dos me costaban todo mi salario mensual y ella toma seis medicamentos”, comentó la joven venezolana que ahora vive en Galicia.

Relató que con 20 euros que le regalaron y dos maletas con ropa -“que aquí no me valieron de nada por el clima”- fue todo lo que se llevó de Venezuela para comenzar de cero en otras latitudes.

“Aquí he trabajado en tienda de chinos, en el campo, cuidando niños, ancianos. He realizado 11 cursos, logré homologar mi título de bachiller y sigo luchando porque me homologuen mi título universitario”, señaló.

Aseguró que irse “significa que se borre todo lo que hiciste en tu país, porque cuando vas a oficinas de empleo aquí, lo que te consideran es tu experiencia aquí y entonces todos los años de estudios y experiencia profesional se borran de un plumazo”.

Mercedes también está desempleada debido a la crisis que generó la pandemia en España, que tal y como cuenta, llevó al cierre de muchos comercios y empresas.

“No hay opción de ir a otras provincias cercanas a buscar empleo porque te multan”, puntualizó.

Con mucho optimismo

Agustín Luis Vidal es mecánico vive desde hace diez años en la isla de Tenerife, y relató que dejó Venezuela por el alto índice de inseguridad y la inflación.

En este momento está desempleado; sin embargo, ve la vida con mucho optimismo. “Me mantengo con los trabajos que hago. Lo que en Venezuela se dice matando tigre aquí en Canarias se llama trabajos a traspelo”.

Destacó que se necesitan espíritu de superación y mucha fe para dejarlo todo y comenzar de cero, pero que sí se pueden lograr las metas planteadas.

“Aunque tenga el corazón partido en dos porque mi familia está allá (Venezuela) y tengo mucho tiempo que no los veo, soy feliz porque estoy muy orgulloso de ellos, son buenos estudiantes, trabajadores y excelentes chicos”.

La fe mueve montañas

Angelina Clarizio vive desde hace cuatro años en Santa Cruz de Tenerife, ya desde los 19 años se convirtió en cabeza de familia y el sueldo que tenía no le alcanzaba.

“Mi padre y mi abuela sufren del corazón y no encontrábamos sus medicamentos”, relató, pero dejó que si los encontraba, los precios eran altos.

Refirió que actualmente no está mal económicamente, pero sí trabaja más horas. “Tengo lo esencial como salud, seguridad y alimentación”, afirmó.

Detalló que como el país vive del turismo, la pandemia “destruyó todo eso”, lo que llevó a una disminución en las opciones para encontrar empleo, aunque la comida sigue siendo barata.

“Puedes ver alguna diferencia, pero la pandemia no ha generado altos costos en la alimentación”, indicó.
Pese a esto, se mantiene positiva y cada día sale a buscar más y más opciones.

Eternamente agradecidos

Fátima García Lucena comenzó desde cero en Madrid hace cinco años y hoy asegura que está “muy feliz y agradecida”.

Como todos los demás, ella también se fue de Venezuela debido a la crisis política y social, sin saber que se enamoraría de España a primera vista.

“Trabajo para una compañía telefónica del país, me va bien y estoy agradecida con este país, con su atención y receptividad hacia nosotros”, indicó.

Silverio de Moura no se arrepiente de nada y también opina que, aunque se trabaja mucho, se obtienen los resultados porque hay que seguir adelante a pesar de las dificultades.

“Este país me lo ha dado todo, bueno hay que ganárselo con humildad, honradez y ganas de trabajar”, comentó.

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