La negociación es la vía hacia la democracia en Venezuela mientras las sanciones “amplifican” la crisis humanitaria

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Abrir espacios democráticos en Venezuela implica superar una serie de obstáculos no solo de parte de la administración de Nicolás Mauro, sino también de la oposición. De allí que Luis Vicente León, presidente de Datanálisis; Mariela Ramírez, representante del Foro Cívico; y Javier Corrales, profesor de Ciencia Política en el Amherst College, coincidieran, aunque con distintos matices, que la mejor vía para lograrlo es a través de la negociación política.

En el foro “El camino de la democracia en Venezuela”, que da inicio a una ronda de conversaciones sobre Venezuela organizada por Jack D. Gordon Institute de la Florida International University, también advirtieron que las sanciones sectoriales de Estados Unidos a Venezuela no han funcionado: han contribuido más bien a “consolidar el régimen de Maduro” y profundizar la crisis humanitaria. Es por ello que León y Ramírez consideran que se debe tomar más en serio la demanda de la sociedad civil de flexibilizar las sanciones.

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Eduardo Gamarra, director del JGI’s Latino Public Opinión Forum de la FIU, fungió como moderador y su primera pregunta a los tres participantes tuvo dos aristas: “¿Hay un camino hacia la democracia en Venezuela en el contexto de un diálogo? ¿Hay un camino hacia la democracia en Venezuela, en un contexto donde no hay un diálogo con Maduro?”.

Al respecto, Corrales aseguró que en Venezuela hay “una dictadura que se ha vuelto más consolidada, en especial en los últimos tres años”, al tiempo que la crisis económica la ha fortalecido. “También es una dictadura que no está dispuesta a dar concesiones significativas a la oposición. Todas las formas de diálogo tienen que tomar en cuenta que es muy poco lo que el gobierno está dispuesto a ceder y este es el predicamento fundamental”.

Sin embargo, pese a ello, afirmó que “hay unas noticias buenas” y una de ellas es que “el régimen de Maduro, más allá que es anacrónico en sus políticas económicas, todavía permite elecciones libres. Y esta es la única oportunidad que tiene la oposición. Por su puesto que las elecciones serán sesgadas contra la oposición, pero son una oportunidad importante”.

Lo segundo, comentó, es que el gobierno se siente más cómodo en el poder y es posible que esté dispuesto a tomar algunos riesgos, en comparación con los años de gobierno de Donald Trump cuando se sentía contra la pared. “Mi punto es que hay un proceso electoral y esa es la única vía que está disponible, aunque sea la menos ideal. Eso es lo que ofrece el régimen”, expresó.

Por su parte, Ramírez explicó que la sociedad civil venezolana tiene un sentimiento de “convergencia” en torno a la negociación. “Tenemos una teoría de transformación de Venezuela y como elemento fundamental está la negociación permanente con todos los actores nacionales, dejando atrás la política del ‘todo o nada’, para construir acuerdos internacionales y lograr la apertura económica y la apertura democrática”.

Dijo que el Foro Cívico cree “en la construcción de paz para conjugar destrezas, compartir ideas y darle paso al gran desafío que tenemos. El regreso a México es la reinserción de Venezuela en el mundo. Creemos que la manera de regresar a la democracia a Venezuela es a través de una lógica de negociación”.

Para León, la democracia en Venezuela está terriblemente comprometida, por lo que el esfuerzo para rescatarla es “titánico” y no va a ocurrir a través de un evento como tal. “Es un proceso que va a ser largo, lento y complejo. Aunque hay cosas que han avanzado, Maduro sigue estando en el poder, la legitimidad está comprometida y no hay una amenaza creíble para tener cambios de conducta importantes”.

No obstante, destacó que la población ha hecho una “independización” de los temas económicos y políticos “de manera impresionante”. “En nuestros estudios durante 25 años, en los primeros 24, la búsqueda de noticias políticas era la número uno en Venezuela y hoy es la número 14. Es decir, el interés de la población en el tema político está en el piso. La gente ni siquiera oye lo que los políticos dicen en Venezuela y eso se mezcla con un liderazgo muy debilitado”.

Comentó que Maduro tiene un nivel de liderazgo bajo para el nivel de control que tiene en el país. Sin embargo, a lo largo de este año ha tenido un ligero incremento de 12% a 20% de respaldo popular, pero ningún líder en la oposición sobrepasa 20%, a pesar de que 65% de la población dice que quiere cambio. “Hay un vacío de desconexión impresionante”, sostuvo.

León ofreció otras cifras: 70% de la población quiere a Maduro fuera del poder, pero cuando se busca el liderazgo en los partidos no hay nadie que conecte ese proceso; casi 68% de la población está de acuerdo con un proceso de negociación política y 75,5%, según la encuesta de abril, “rechaza las sanciones como mecanismo para resolver el problema porque no sienten que lo resuelven, pero sí siente que le amplifican sus problemas”.

“La estrategia que se ha seguido hasta ahora para tratar de estimular ese cambio en mi opinión ha fallado. Si lo vemos en el plano del sector político, la estrategia se quedó montada sobre la política internacional, el apoyo de los aliados, las sanciones de Estados Unidos, la acción de la oposición en el exterior. Pero la lucha interna se ve muy debilitada y eso complica los avances”, expresó.

Obstáculos para la negociación

Eduardo Gamarra también inquirió sobre los obstáculos principales para llevar a cabo una negociación. De acuerdo con Javier Corrales, el principal es que el gobierno de Maduro “no tiene el más mínimo interés en liberar al país y que la competencia política sea equitativa. El segundo obstáculo es que la oposición se encuentra muy débil. La oposición efectivamente está muy dividida, nunca la he visto tan mal”.

A su juicio, un incentivo para el régimen de Maduro serían las sanciones: “Se comenta que el gobierno tiene simplemente un único incentivo para ceder un poco más y eso tiene que ver con un cambio en las condiciones. Creo que la oposición puede levantarse cuando empiecen a abandonar la postura adoptada hace cuatro años de negarse a competir electoralmente. Cuando la oposición se dé cuenta que hace falta que se unan a un proceso electoral, esto podría darle fortaleza”.

Mariela Ramírez opinó que se trata de un gobierno autoritario, que tiene pocos incentivos y amenazas para entrar a una negociación. Por eso considera que es necesario “poner las sanciones en la mesa”. Además, a su juicio, “el obstáculo mayor de esta negociación son las posiciones maximalistas que tienen ambos sectores”.

Indicó que la discusión en torno al cambio político en Venezuela antecede a las sanciones impuestas por Estados Unidos. “Venezuela tenía una discusión previa a las sanciones, en cuanto a la corrupción, a la depredación del grupo en el poder hacia el país, que generó toda esta crisis humanitaria que ha provocado una migración masiva. Las sanciones fueron la respuesta internacional al deslave institucional y de los derechos humanos, pero no pueden ser vista como una salida para el cambio de régimen. Lo clave es que ellas se usen como términos de apertura política”, añadió

Luis Vicente León advirtió que las expectativas de ambos lados dificultan la negociación. “porque arrancan con ideas que no se pueden conseguir”. En la dirigencia política opositora la negociación está muy complicada por la división y “si solo piensas en la salida de Maduro o unas elecciones transparentes, la expectativa es muy baja”.

También opinó que la negociación ha sido mal conceptualizada: “Para Maduro ha sido vista como un mecanismo para ser legitimado o la liberación total de las sanciones, sin dar mucho a cambio y eso es muy difícil de conseguir porque, entre otras cosas, esas sanciones no las tienen la oposición, las tiene Estados Unidos, que es la tercera pata de esta negociación y si solo te enfocas en un objetivo matas por esa vía la negociación”. 

Insistió en que lo que el gobierno de Maduro busca no está sobre la mesa. “Lo que buscaba la primera vez que fueron a México ya lo logró, aunque otros no lo quieran admitir. En la carta que se firmó allá quien el gobierno es él, los otros son la oposición”, aseguró

¿Las sanciones funcionan o no?

Visto lo anterior, de acuerdo con Gamarra, el principal obstáculo para una negociación son las sanciones. Por eso preguntó qué pensaban los venezolanos sobre estas medidas, si funcionan o no y si es recomendable el levantamiento de todas o de ninguna y eso incluye a las petroleras.

Sobre el impacto que han tenido las sanciones en Venezuela, Corrales habló desde su experiencia como cubano americano: “Una lucecita en el panorama de la oposición es que afloje un poco en el tema de las sanciones. Lo peor que sucedió con la iniciativa del gobierno de Estado Unidos de hacer un acercamiento (con Maduro) fue que fue unilateral. Creo que debió ser consensuada con la oposición. Mientras que lo mejor fue que Estados Unidos se retiró y fue importante porque le dio a entender a Maduro que, a pesar de estos momentos por los que está pasando Estado Unidos, no se siente débil”.

Afirmó que viene de una tradición en la que “todos éramos creyentes de las sanciones, pero por la experiencia he llegado a concluir que cuando el objetivo es el cambio de régimen, las sanciones solo funcionan al principio. Sino ocurre, con el tiempo comienzan a fortalecer al gobierno y a debilitar a la sociedad civil”. 

Según Ramírez, las sanciones se usaron como mecanismo para cambio de régimen y la consecuencia que ha tenido es que el gobierno se adaptó. “Si no hay un horizonte claro con ellas, solo se está afectando a la población”.

Por ello, para León hay que separar las sanciones personales de las sectoriales porque son estrategias distintas. “Las personales no tienen impacto sino sobre las personas que han sido sancionadas. En la carta siempre pensamos en hablar de las sanciones sectoriales como un mecanismo de estímulo para las negociaciones políticas en Venezuela, porque son para eso”. Las sanciones “sí sirven para intercambiar” porque van a tener impacto en el gobierno.

Ahora, si es esas sanciones “estás castigando más al pueblo que a Maduro” hay que revisarlas, de acuerdo con León. “Hay unas sanciones que terminaron afectando a la población y que tienen que levantarse para mejorar la vida de esa población. Hay sanciones que no deberían existir, que son las que tienen un impacto sobre la sociedad”, expresó.

En lo que respecta a las “sanciones humanitarias”, León señaló que es necesario entender que Venezuela es un país petrolero y que para resolver los temas humanitarios hay que pagar con petróleo. “La sanción petrolera también tiene que ver con la sanción humanitaria”, afirmó.

Es de la opinión de que Estados Unidos sí quiere negociar el tema petrolero y son tres las razones, las cuales están asociadas a la guerra de Rusia contra Ucrania. La primera es el petróleo pesado que se requiere para las refinerías del Golfo de México, las cuales están optimizada para el petróleo venezolano.

La segunda, explicó León, es el impacto que ese conflicto tendrá en el mediano y largo plazo en el mercado petrolero, por lo que “es como absurdo no pensar que Venezuela, que es la mina de petróleo más grande occidente, no vaya a contribuir en la estabilización de ese mercado en el futuro”.

Y la tercera es que geopolíticamente la sanción generó una “desoccidentalización” del sector petrolero venezolano, de acuerdo con León. “Se están produciendo cerca de 800 mil barriles, pero se están produciendo con los iraníes, los rusos y los chinos”, indicó, por lo que no le parece lógico que “Estados Unidos entregue la mina de occidente a sus adversarios y desoccidentalice la mina de petróleo que tiene más cerca. Esos elementos debe resolverlos, solo que lo hará en una negociación donde la oposición también participe para cubrirse políticamente”. 

Y qué papel juega Estados Unidos

Entonces, ¿qué papel debe cumplir Estados Unidos en este proceso que hemos venido analizada?, inquirió Gamarra.  

“Creo que Estados Unidos jugó un papel muy importante durante la época de Trump en estimular las posturas maximalistas, que era la orientación principal que el gobierno estaba impulsando. En ese momento la oposición se veía con bastante fuerza y el gobierno se veía muy débil. En 2019 esa postura de ser maximalista tenía sentido, pero han cambiado tantas las condiciones y se ha revertido la correlación de fuerzas en Venezuela que ahora el gobierno es el que está fuerte y todos los maximalistas y no maximalistas están debilitados en Venezuela”, respondió Corrales.

Aseveró que lo importante sería que el gobierno de Estados Unidos no siga estimulando esas posturas maximalistas y que la oposición comience a pensar en una campaña electoral.

Ramirez también cree que Estados Unidos no debería segur incentivando la política de máxima presión, sino más bien poner en la mesa de mediación la flexibilización de las sanciones o la emisión de licencias. “Son incentivos para que los actores políticos regresen a la mesa de negociación a construir acuerdos institucionales”, indicó.

A Luis Vicente León, Gamarra también preguntó hasta qué punto Estados Unidos debe considerar la crisis humanitaria de Venezuela, la cual tienen consecuencias para el hemisferio.

“El tema humanitario es el tema central para Venezuela e incluso en el debate internacional. Tiene que ver con el impacto negativo que genera en toda la región. Es importante recalcar que las sanciones no son la raíz del problema humanitario, pero la sanción amplifica el problema y dificulta la atención de esas necesidades”, aseguró León. De allí que considere que Estados Unidos debe jugar un rol promotor de la negociación.

Y aunque no participó en el foro, la posición del cardenal Baltazar Porras ha estado cónsona con lo allí señalado. Aseguró recientemente en Miami, una de las ciudades que visitó con el fin de presentar a los fieles una reliquia del beato venezolano José Gregorio Hernández, que la falta de una postura “clara” del gobierno de Estados Unidos hacia Venezuela genera “mayor incertidumbre y mayor desesperanza”.

Advirtió que esa situación se «complica mucho más en medio de este conflicto de Rusia y Ucrania y con la postura de parte del régimen venezolano de apoyar irrestrictamente la actitud de Rusia».

Además, defendió la necesidad de una solución negociada, aunque reconoció que la idea de un nuevo diálogo causa rechazo dados los muchos intentos sin resultados, por la falta de voluntad que ha mostrado la administración de Maduro.

El cardenal recalcó que la pobreza y la desigualdad son anteriores a las sanciones y que la contrapartida para un posible levantamiento de las medidas tiene que venir del lado de los derechos humanos y las libertades personales.

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