Perseguidos marroquíes llegan a España con la esperanza de pedir asilo

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    La situación en la región del Rif, en Marruecos, ha convertido a la ciudad española de Melilla, enclavada en África, en una vía de salida para los perseguidos en el país vecino y buscan asilo con la esperanza de que en la Unión Europea (UE) se escuche su voz.

    Beni-Enzar, el principal paso fronterizo entre España y Marruecos en Melilla, cuenta con una oficina para atender las peticiones de protección internacional de quienes buscan asilo en la UE.

    La mayoría proceden de países en guerra como Siria o Irak, que llegan a Marruecos tras un largo viaje, pero desde hace unos meses llegan más del vecino Marruecos, muchos de Alhucemas, la ciudad marroquí epicentro de las protestas en el Rif, a poco más de cien kilómetros de Melilla.

    «Al parecer les está buscando la Policía marroquí», comentó el abogado Rafael Gámez, uno de los letrados que colabora con el Cuerpo Nacional de Policía de España en la atención a solicitantes de asilo.

    Las protestas del Rif estallaron en octubre de 2016 y, desde entonces, han sido detenidos casi 200 activistas, entre quienes se movilizan en demanda de mayor desarrollo en la región y en contra de la «militarización» que denuncian sufrir.

    «Tienen miedo o están buscados por participar activamente en manifestaciones pacíficas en reclamación de derechos», relata el abogado tras asistir a uno de ellos en esta oficina a cargo de la Policía española.

    «Están llegando por ese miedo que tienen a posibles represalias», subraya, como el estudiante de Alhucemas (Marruecos) al que acaba de atender en una entrevista con la Policía para tramitar su solicitud.

    Gámez explica que para conceder la protección como exiliado «tienen que aportar pruebas de su participación activa en esas manifestaciones», ya sean fotos, vídeos o publicaciones en medios de comunicación, además de «acreditar que están buscados» en su país.