¿Por qué nos hemos vuelto tan cínicos, tan indiferentes los venezolanos?

El pasado 8 de noviembre en Bogotá la ciudad se paralizó de punta a punta debido a las protestas por una niña que fue violada por su maestro de escuela. Unos días antes en un pueblo de Guatemala los vecinos tomaron la justicia en sus manos ante la inacción de la policía y quemaron vivos a unos secuestradores que habían asesinado a un niño.

Aplaudo a los bogotanos y a los guatemaltecos en su manifestación de rabia y dolor por un hecho como este. Y a la vez me pregunto: ¿por qué nos hemos vuelto tan cínicos, tan indiferentes los venezolanos? ¿Es que ya nada nos conmueve? En las últimas semanas se han cometido crímenes horrendos donde las víctimas han sido niños y nosotros seguimos por la vida, como si nada hubiera pasado.

¿Es que acaso el suicidio por acoso de Miguel Silveira no ha debido parar la ciudad? ¡No pasó nada! Se comentó en Twitter como se comenta un partido de béisbol. Y ni siquiera eso, porque el béisbol desata pasiones.

Pocos días después la prensa reseñó que los monstruos Luis Alberto Sánchez y Amado Díaz Lugo violaron y ahorcaron a una niña de 11 años en el estado Miranda. La madre la había mandado -ya de noche- a comprar azúcar en la bodega, y cuando llegó a la casa la devolvió “porque la bolsa estaba rota”. La niña nunca regresó… Me queda la duda -y la indignación- de por qué no fue la madre a cambiar el azúcar si ya era de noche.

 No acabábamos de deglutir esta noticia cuando anunciaron la captura de Gabriel Campos Peña, quien había mantenido en cautiverio por años a sus cuatro hijas, a quienes violaba constantemente y embarazó a la mayor con quien tuvo cuatro hijos.

 Y en Maracay, un hombre violó a un niñito de seis años, y ahora llora y pide perdón porque tiene miedo de lo que puedan hacerle en la cárcel. ¡Ojalá que le den su merecido! Entiendo que es así, que los presos tienen sus propios códigos y no perdonan a los violadores.

 Pero nuestra sociedad anestesiada es lo que más me preocupa. Nada ya nos espanta. Los escándalos, que duran muy poco, tienen más que ver con gente de farándula e influencers… ¿Será que como pueblo hemos sufrido tanto que decidimos tirar la toalla y cuando es otro el que sufre, simplemente vemos para otro lado? ¿Por qué tanta indiferencia? Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz, dijo: “Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia. Lo contrario del arte no es la fealdad, es la indiferencia. Lo contrario de la fe no es la herejía. Es la indiferencia. Y lo contrario de la vida no es la muerte, es la indiferencia”.