“Lo que pasa en el futuro siempre va a depender de mí, no del país”

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El reloj no se detiene, las metas de los estudiantes permanecen intactas.  “Ansiedad”, “falta de incentivo”, “frustración”, “agobio”, son sentimientos expresados por universitarios de diferentes carreras al preguntarles cómo se sentían tras estos días de encierro. Otros aseguraron que buscan la forma de adaptarse, de ir más lento, de escucharse.

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Ellos, quienes estudian en la UMA, Unimet, UCV, Rafael Urdaneta URU, en Zulia, y Tecnológico UPTP J.J. Montilla, en Portuguesa, coinciden en que apreciar más y entrenar la inteligencia emocional para no permitir que el estrés y la ansiedad se apoderen forman parte de las enseñanzas que les ha dejado este tiempo en cuarentena.

“Realizar mis trabajos con la mayor tranquilidad que pueda también me sirve para no pensar en todo lo que está sucediendo fuera de casa.” afirmó María Corvino, estudiante de Derecho de la Universidad Metropolitana.

Andrea Maza, estudiante de Comunicación Social de la Monteávila, expresó que su forma de adaptarse ha sido fijándose un hábito y con disciplina.

Mientras el reloj sigue avanzando al mismo ritmo de siempre, hay quienes luchan por culminar entregas online a tiempo, considerando que la falta de Internet es el problema más relevante que padecen como estudiantes. “Terrible el problema con la luz y el Internet,  si quieres hacer una videollamada para presentar un proyecto, es imposible. Es en la madrugada cuando el Internet se establece”, contó Saraith Huanca, estudiante de Derecho de la Metropolitana.

Las fallas en el servicio han llevado a los estudiantes a adaptarse y resolver a través de las escasas vías que disponen para lograr culminar el semestre: trabajar con los megas y enfrentarse a las grandes facturas telefónicas.  “Soy del interior y vivo en Caracas desde hace 4 años residenciado. Hace unos cuantos meses cortaron los cables de Internet en mi apartamento, por lo que estudiar online es un reto que llevo con megas del teléfono mientras trato de sobrevivir a las facturas” , explicó Diego Ponce de la facultad de Derecho de la Unimet.

María Teresa Blanco, también estudiante de Comunicación Social de la Monteávila, señaló que para los que viven en el interior y estudian en la capital estudiar de forma virtual es un verdadero desafío lleno de soledad, frustración, incertidumbre y “ansiedad de querer terminar y poder ir a casa, estar sola sin mi familia y tener que salir adelante a todas estas situaciones que cada día te hacen sentir que la meta de graduarse está más lejos”.

En el interior del país la situación del Internet se agrava, indicó Richard González, estudiante de Ingeniería en Electricidad del Tecnológico UPTP J.J. Montilla. Debido a la mala señal, se han visto en la posición de ser solidarios: “Los que no han podido mandar sus trabajos se han comunicado con los que sí pueden y nosotros mismos, entre los compañeros, los hemos ayudado”.

Enzo Bastidas afirmó que en la Rafael Urdaneta no es una novedad trabajar ni ver clases sin electricidad: “Nosotros tenemos mucho tiempo viviendo así, el Zulia principalmente. Pero tenemos un año que ha sido grave el problema eléctrico, ha repercutido en las ciencias, en la academia, en la industria, en todo.”

No todas las instituciones optaron por plataformas online. La escuela de Artes de la UCV tomó una medida en solidaridad con todos sus estudiantes, que fue notificada a través de un comunicado oficial de su centro estudiantil: “Realizar evaluaciones está supeditada por la aprobación del 100% de un determinado curso y notificado al director de Escuela, en caso de lograr un consenso para poder realizarla.”

Elisa Castillo estudiante de esa escuela, contó: “Por las limitaciones de comunicación, algunos alumnos resultarían afectados si se hace una clase. Y si no han podido comer porque no han podido trabajar, cómo podrían poner a trabajar su mente.”

Parar el ritmo a menudo exige retomarlo con más fuerzas. La cotidianidad, la rutina y esos lugares que se transcurren a diario ahora se ven distintos. Algunos estudiantes declararon que el periodo en casa los ha enseñado a valorar el tiempo en familia o a solas para reflexionar. Otros confiesan ser más pacientes, más conscientes y organizados -como buscar nuevas cosas, terminar los pendientes- o aprender a tomar las situaciones con sosiego.

“Lo que pasa en el futuro siempre va a depender de mí, no de la situación país. Mi futuro lo veo brillante, todo es cuestión de actitud y constancia”, aseguró Andrea Maza, de la Escuela de Comunicación de la Monteávila.

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