Luego de varias medidas económicas que afectaron a gran parte de la sociedad, el gobierno de Mauricio Macri tuvo su primer «cacerolazo» en contra. A los ya conocidos aumentos, en los servicios de agua y luz de los primeros meses del año, se le sumaron los incrementos de hasta el 2 mil por ciento, en la facturación del consumo de gas; una parte de la sociedad explotó, salió a la calle y exigió un freno a las que denominan «medidas antipopulares» del flamante gobierno de CAMBIEMOS.
Si bien el epicentro de la convocatoria se planteaba en el Obelisco (microcentro de Buenos Aires), el mal clima hizo que los reclamos se fragmenten y se desarrollen en diferentes lugares de la Ciudad y el Conurbano de la Provincia, a pesar de la descentralización, el reclamo se hizo oir y no sólo cacerolas fueron las que hicieron ruido; cornetas, bocinazos, bombos, maracas o instrumento improvisado fueron elementos válidos para salir a la calle y hacer que la protesta no pase desapercibida.
El interior del país también se hizo presente: Mendoza, Córdoba y Mar del Plata fueron de las ciudades más importantes donde la gente salió a la calle aunque no solo el asfalto fue el escenario indicado para llevar a cabo el reclamo, como no podía ser de otra manera, las redes sociales cumplieron un papel preponderante, primero para difundir los lugares y horario de la convocatoria y luego para convertir en trending topic a los hashtag #Cacerolazo y #Ruidazo,. Ya en segundo plano quedo el #ChauAranguren, en alusión Juan Jose Aranguren, ministro de Energía y funcionario más cuestionado del gabinete macrista.
