Una vez más las redes sociales están causando estragos en la población joven del mundo. Un nuevo reto viral mantiene en alerta a los padres, representantes y cuidadores. Se trata del «Reto de las 48 horas de TikTok», el cual se popularizó en 2017, pero recientemente ha captado nuevos adeptos en países de América del Sur.
Este reto consiste en que el o la joven desaparezca por un lapso no menor a dos días (48 horas), sin atender al llamado de sus padres y/o de las autoridades. “Gana” quien obtenga mayor exposición, esto es cuantificable a través de los vistos, me gusta y republicaciones de su historia.
Lo que parecía ajeno a Venezuela ha comenzado a llamar la atención de las autoridades, por ello, en HispanoPost conversamos con Jannia Orta Barroso, psicóloga de Cecodap, sobre cómo pueden los padres, representantes y cuidadores abordar esta situación.
“Estos retos que están ocurriendo a través de las redes sociales es algo que nos ha acompañado en los últimos años y han sido cada vez más recurrentes. Unos que atentan incluso contra la vida de los propios niños y adolescentes”, indicó.
La especialista señaló que los creadores de los retos tienen responsabilidad directa en las consecuencias de los mismos. “Las personas que crean estos retos saben perfectamente hacia quién va dirigido y las carencias o necesidades que puede tener en esa etapa».
Explicó que se trata de «una etapa evolutiva donde el pertenecer a un grupo social, el encajar en los grupos, el que me acepten, el socializar, se vuelve algo fundamental. Que yo pueda pertenecer y que me acepten y, además, seguir lo que hace mi grupo de amigos y montarme en la misma onda para el adolescente va a ser algo que va a ser bastante llamativo y lo va a querer hacer a como dé lugar”.
Orta Barroso indicó que este tipo de retos apunta directamente hacia la necesidad del joven de ser aceptado en una comunidad: “Una de esas maneras es seguir estos trends de las redes sociales, que pueden ser desde bailes, seguir cuentas, los chistes hasta retos como este tipo, que pueden evidentemente atentar contra la vida del propio niño o adolescente».
«Es importante saber que si esta etapa evolutiva se une a una crianza relacionada con castigo físico, poca comunicación entre padres e hijos, bajo rendimiento escolar, poca supervisión a lo que hace o deja de hacer mi hijo, a lo que consume o no consume en las redes sociales, eso puede ser un caldo de cultivo para que justamente se pueda propiciar, que mi hijo pueda caer en este tipo de cosas. Es muy importante estar atentos como padres a lo que están haciendo nuestros hijos”.
Herramientas de prevención
Orta Barroso insistió en que una de las principales herramientas de prevención para que este tipo de cosas no sucedan es prestar atención a lo que están consumiendo los niños y adolescentes a través de las redes sociales.
“Es una etapa en la que, justamente, ya empieza ese acceso a la información mucho más evidente. Ya requieren estos dispositivos electrónicos para comunicarse con ellos y esto en sí mismo tiene muchos beneficios, la tecnología nos trae muchos beneficios, pero también nos trae mucha responsabilidad y muchos peligros a los cuales los hijos se pueden enfrentar”, dijo.
Añadió que los padres no pueden darle un dispositivo a su hijo y «dejarlo que él resuelva cómo manejarlo, a qué información va a estar expuesto y a buscar. Yo como padre tengo que hacer un esfuerzo psicoeducativo para acompañar a mi hijo en desarrollar habilidades que le permitan hacer frente a los retos y riesgos que puedan tener a través de esos dispositivos electrónicos”.
La experta comentó que debe haber una comunicación fluida entre padres e hijos: «Tengo que hablar con él sobre los peligros que están pasando en las redes sociales. Tenemos que cuestionar juntos lo que ve o deja de ver, tengo que estar pendiente de sus redes sociales. Incluso, hay una pregunta muy importante que los papás a veces se hacen: de dónde hasta dónde respetar esa privacidad de mi hijo y hasta dónde no dejarlo que haga lo que quiera”.
La comunidad que está detrás de los dispositivos puede ser variada y, según lo explica la especialista, no siempre, necesariamente, buena para el niño o adolescente por lo que pidió a los padres a reconocer que “también hay personas peligrosas que quieren interferir en esa dinámica de mi hijo, en su salud mental, engañándolo, sabiendo que se están enfrentando a la adolescencia. Existen los depredadores sexuales, incluso estafadores».
«También es importantísimo tener un canal de comunicación abierto. Yo no puedo pretender que mi hijo me quiera contar algo que a lo mejor a mí me puede escandalizar. Que él o ella sepan que pueden confiar en sus padres para poder acudir ante cualquier cosa”, añadió.
¿Guiar o castigar?
Asimismo, Orta Barroso, emplazó a los padres y representantes a no temerle al hecho de acudir a las autoridades: “Si yo sé que mi hijo está cayendo en algún delito o está siendo víctima de algún delito electrónico, está haciendo incluso algún reto, yo me tengo que comunicar con las autoridades pertinentes para denunciar este hecho. Si mi hijo se desaparece, no lo veo por tanto tiempo, no me está respondiendo, tengo que denunciar este hecho. En Venezuela ya se han escuchado algunos casos de retos que están ocurriendo en el país”.
Dijo que la confianza y la comunicación son las mejores formas de evitar que esto ocurra: “Si yo veo cambios repentinos en el comportamiento, nos dicen y nos dan señales de que algo más está pasando, es importante para nosotros mediar. Yo necesito que él entienda y aprenda el por qué no, que yo pueda desde la disciplina positiva, de la crianza respetuosa, saber que le tengo que poner límites”.
En cuanto a los castigos o acuerdos, la especialista puntualizó que “desde Cecodap promovemos la disciplina positiva en la crianza como herramienta fundamental para poder acompañar a los hijos, para que se formen y logren desarrollar las habilidades necesarias para responder frente a sus problemas, pero además de eso fortalezca su autoestima y consiga la autorregulación”.
Reiteró que escuchar es muy importante, pero también guiar y orientar. «Poner límites en la casa es fundamental. El tema es cómo ponerlos. Si yo castigo, reprimo, quito cosas, no estoy enseñándole nada a mi hijo, sino simplemente desarrollando en é, rabia hacia mí, que me tenga miedo porque lo voy a golpear o uso el castigo físico. Más allá de eso necesito desarrollar habilidades y pensamientos críticos. Hay otras maneras mucho más efectivas que hacerlo con el diálogo, con el establecimiento de límites en conjunto, conociendo su emocionalidad”.