Poco más de un mes después de ganar la Serie Mundial, el catcher de los Chicago Cubs, Miguel Montero, habló sobre las claves del equipo ganador, que le dio la victoria a su fanaticada después de 108 años. Montero dijo que los latinos jugaron un papel importante en los ánimos del equipo que llegó hasta el final y conquistó el máximo título del beisbol mundial. «La alegría de los latinos fue importante, y se la contagiábamos también a los americanos». Todo esto en el marco de la exposición del artista plástico EDO, quien sorprendió al jugador al regalarle una ilustración con su retrato. «Estoy más emocionado con esta pintura, que con el anillo de la Serie Mundial, gracias a EDO, es un regalo muy especial», declaró.
El receptor venezolano confesó que no es una persona supersiticiosa, a pesar de que a su equipo, se dice, lo rondaba «la maldición de la Cabra» que no les permitía conseguir el título desde hace más de un siglo. Apuntó, que aunque los cachorros eran un equipo con un roster bastante joven, «tanto la energía de los más jóvenes, como la veteranía de los mayores, fue determinante».
Habló también de la delicada relación que mantiene con el manager de los Cubs, Joe Maddon, con quien reconoció, no se lleva demasiado bien. «Espero que para la próxima temporada eso mejore, y podamos llevar una relación de amistad y en paz». En cambio, elogió a Henry Blanco, coach de Chicago, y mentor en la carrera de Montero. «Henry es el capitán, ha significado mucho en mi carrera, es como un hermano mayor para mí, por no decir, como mi padre», confesó entre risas.
No descartó volver a jugar con los Navegantes del Magallanes, en Venezuela, aunque dijo que por cuestiones de tiempo, no ha podido regresar a su país.
