Tres días después de un motín en una prisión de Guayaquil, Ecuador, que dejó al menos 118 presos muertos, seis de ellos decapitados, la policía anunció que asumía el control de esa penitenciaría donde se produjo una de las peores masacres carcelarias en la historia de América Latina.
«Todo está tranquilo, ellos (los reclusos) están en las celdas. No es que los pabellones están tomados por ellos», expresó la comandante de la policía, Tannya Varela, en declaraciones a la prensa en la penitenciaría después de liderar un operativo con la intervención de 900 agentes.
Los pabellones «no están tomados. Nosotros estamos ingresando normalmente», enfatizó. Varela señaló que la Policía de Ecuador incautó el jueves tres pistolas, 435 municiones, 25 armas blancas y tres artefactos explosivos.
El motín comenzó este martes cuando varios reclusos de bandas rivales con nexos con el narcotráfico mexicano se enfrentaron con armas de fuego. Dos policías también resultaron heridos en el amotinamiento. Entretanto, la Defensoría del Pueblo precisó que «existen 118 personas fallecidas, 86 heridas, de ellas seis de gravedad y 80 leves». Seis presos fueron decapitados, según la fiscalía.
El miércoles, el presidente ecuatoriano Guillermo Lasso declaró el estado de excepción en el sistema penitenciario nacional, con lo que suspendió derechos a los presos.
Fuente: AFP