Por quién votar en las elecciones

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    La deprimente debilidad exhibida por el sistema electoral guatemalteco hace que, con justificada razón, los ciudadanos cuestionen el rumbo por el que se pretende llevar al país.

    Es una realidad que afecta al circo político y mediático destapado a pocas semanas de que se realicen las elecciones presidenciales, fechadas para el 16 de junio próximo.

    Hay una intensa lucha por descalificar a los aspirantes. Por diversa razones y mediante inimaginables recursos jurídicos y de todo tipo, se ha procedido a envilecer lo que debería ser una fiesta para el país.

    El proceso de deterioro no es reciente. Obedece más bien a una bien pensada estrategia de cooptación de las instituciones que deberían velar por una votaciones libres, donde el derecho a elegir y ser electo prive, pero que esté sometido al marco legal que rige a la sociedad guatemalteca.

    En medio de esta penosa realidad, vale reconocerlo, el elector pasará de noche ante la posibilidad de conocer a los candidatos postulantes. Los planes de trabajo y la visión del futuro nacional pasó a segundo plano y el escándalo domina discusión toral en cuanto a qué espera al país para el cuatrienio 2020-2024. Esto es un gravísimo problema porque todo sueño de encontrar en el gobierno un aliado para el desarrollo nacional se ve contaminado con imágenes que dejan en el vacío los planes de trabajo de los aspirantes.

    La legislación articulada mañosamente para crear este tremendo problema tiene varios años de gestación. Por tanto, no se puede hablar de que éste desagradable momento cívico sea cuestión de interpretación o coyuntura; fue algo pensado por políticos cuya última intención es sacar al país del caos en que está ahora.

    Ante la confusión reinante varios jóvenes seguidores de estos mensajes semanales me han escrito preguntando, como deben votar, que deben buscar en los candidatos y esas comunicaciones me llenan de alegría y esperanza, aunque no son muchos los mensajes, me demuestra que hay preocupación de nuestros jóvenes.

    Por eso, es válido definir qué perfil deberían tener las autoridades a las que se confíe la conducción nacional en el futuro. La característica más importante es la voluntad política de regirse por la leyes vigentes; buscar los vacíos que el ordenamiento jurídico tiene y aprovecharse para alcanzar metas que van más allá de los intereses populares, sería una agresión al futuro del país.

    Junto a esa decisión base, hay que analizar el orden de las prioridades en el plan de trabajo, asumiendo que todos los candidatos ya tienen uno. No basta con una breve lista de intenciones, sino que debe existir en el discurso un planteamiento que explique cómo se espera cumplirle al pueblo con lo ofrecido. Esto será el eje de la gobernabilidad – o sea, la capacidad de cumplir la oferta electoral y ganarse así el respaldo ciudadano para lograr los cambios-  y la gobernanza – o sea, la capacidad de administrar y hacer funcionar la cosa pública para alcanzar las metas trazadas-.

    Temas de enfoque ético para conducir la sociedad, programas para paliar los problemas que reclaman atención urgente, y decisiones para empezar el abordaje de temas estratégicos, forman parte de una lista simple pero importante que los votantes deben encontrar dentro del discurso de los candidatos.

    Estas son algunas ideas de aplicación universal para decidir cómo y por quién se vota. Si ustedes jóvenes, amigos electores, no encuentran estas respuestas, búsquelas. Está entregando con su sufragio el destino de la nación. Cuando menos, hay que tener claro hacia dónde se pretende llevar al país, no solo con discursos sino con planes realizables.

    El proceso electoral guatemalteco está bajo serios cuestionamientos, dada su caótica evolución. Es justo que, dentro de lo complejo que es elegir sin información al alcance de los votantes se pueda cuando menos, cuestionar y exigir que los candidatos informen al país sobre sus intenciones reales.

    Países como Guatemala y muchos otros que están en proceso electoral necesitan votar consciente y racionalmente. El destino nos ha alcanzado en más de una oportunidad y es tiempo de forzar a que quienes pretenden gobernar expliquen cómo y por qué lo harán.  

    No mas mentiras, no más engaños, participemos, por Guatemala. ¡Por Guatemala!

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    Tags: #Guatemala #Elecciones #Opinión