Las finales de la NBA se trasladan a Boston en perfecto equilibrio, luego de que los Warriors lograran igualar la serie en el segundo encuentro ante los Celtics, con marcador de 107-88.
Golde State tuvo el control durante todo el partido, aunque en los dos primeros cuartos hubo una paridad que daba para pensar que podía ser para cualquiera. Cuando llegó el descanso del medio tiempo, el equipo de Steve Kerr ganaba por dos, ya que había sacado ventaja de un punto en cada parcial.
Sin embargo, cuando llegó el momento de volver a la cancha, los Warriors se transformaron en aquel equipo despiadado que, comandado por Stephen Curry, ha sido de los más dominantes de la liga en la última década.
Los de casa esta vez sí hicieron valer la localía, y en el tercer periodo mantuvieron a los de verde en solo 14 puntos, a la vez que les estaban endosando otros 35, para abrir una brecha mortal de 23 puntos (87-64).
En el último cuarto, fue cuando Boston pudo hacer un poco de su juego, y fue el único parcial que dominaron (24-20), pero ya el daño estaba hecho a favor de los de San Francisco.
Con 29 puntos, Steph Curry dominó la escena, además de tomar seis rebotes, dar cuatro asistencias y robar tres balones. Desde el banquillo, Jordan Poole lo secundó en los puntos, con 17, gracias a cinco de nueve en tiros de larga distancia.
Por el lado de la visita, aparecieron los de siempre; Jayson Tatum y Jaylen Brown. Mientras que el estelar alero se apuntaba 28 unidades, el escolta aportaba otros 17; ambos tuvieron la misma cantidad de rebotes (6) y de asistencias (3).
Desde la banca, Derrick White contribuyó con la causa céltica, con 12 unidades; a la vez que Al Horford tomaba ocho rebotes y Marcus Smart daba cinco pases de canasto.
El tercero de la serie se jugará el miércoles 8 de junio, en el TD Garden del barrio North End de Boston, cuando los Celtics busquen recuperar la ventaja –esta vez como locales– y los Warriors intenten pagarles con la misma moneda, pegando primero como visitante.