Tres mil veces, Miguel Cabrera. Han pasado casi 19 años, desde aquel 20 de junio de 2003, cuando un joven de Maracay, con 20 años recién cumplidos, hacía su debut en las Grandes Ligas con el uniforme de los Marlins de Florida.
Jugando en el Pro Player Stadium de Miami, contra sus vecinos de Tampa Bay, los Devil Rays, el novato venezolano aparecía como octavo en el orden ofensivo y defendiendo el jardín izquierdo de los peces.
Luego de fallar en sus primeros cuatro viajes al plato, con un elevado par de rodados y un ponche incluido; en el undécimo inning, después de que su compatriota Álex González se embasara con doble por la izquierda, un joven y delgado Cabrera extendía sus brazos, ante el primer pitcheo que veía del relevista Al Livine, para desaparecerlo por el jardín del centro, con su primer hit y su primer cuadrangular en Grandes Ligas.
Sus primeros mil inatrapables llegaron en 2008, cuando disputaba su primera campaña con el uniforme de los Tigres de Detroit. El 7 de septiembre, contra los Mellizos de Minnesota, abriendo el sexto capítulo, nuevamente al primer lanzamiento del turno –esta vez la víctima fue Glen Perkins– se fue hacia la banda contraria para conectar sus 32° bambinazo de la temporada.
Seis años después, llegó a la temporada 2014 con 1995 hits. En aquel ‘Opening Day’ (31 de marzo) de fue de 3-1, contra los Reales de Kansas City. Cuatro días después, mientras recibían la visita de los Orioles de Baltimore, conectó los cuatro que le faltaban para los dos millares.
Trio de sencillos, en el primero, cuarto y sexto capítulo, se convirtieron en sus hits 1997, 1998 y 1999. La guinda del pastel llegó en la baja del octavo, con Torii Hunter abordo y dos outs en la pizarra. Una vez más al primer pitcheo el venezolano se fue para la calle contra Ryan Webb, con su primer jonrón del año y el 366 de su carrera caía el hit 2000.
Hoy, luego de más de 500 batazos de vuelta completa, una Triple Corona, dos MVP, siete Bates de Plata y cuatro títulos de bateo después, llegó el hit 3.000 del venezolano en su maravillosa carrera de Ligas Mayores.
Cuando la temporada 2022 estaba por comenzar, Miguel Cabrera estaba necesitando de 13 imparables y tres dobles, para alcanzar las legendarias y redondas cifras de 3000 hits y 600 tubeyes. Miggy está encendido, inspirado –tal vez– y aunque el poder no se ha hecho presente, el contacto sigue allí y vuelve a ser un bateador de 300 puntos (.333).
Antes del juego de hoy había disputado una docena de encuentros en la temporada, en los que ya había ligado 12 indiscutibles. De esos compromisos, tres habían sido multi-hit y en dos de ellos los conectó de a tres. El miércoles, contra los Yankees de Nueva York, los mismos a los que le ganó la Serie Mundial de 2003, cuando –con 20 años– se dio el lujo de conectarle un importantísimo e inolvidable jonrón a un tal Roger Clemens, Miggy sacó la varita mágica y conjuró trio de sencillos (2997, 2998 y 2999).
Luego de eso falló en tres turnos el jueves, antes de que en el octavo capítulo el mánager de los neoyorquinos, Aaron Boone, ordenara las cuatro malas de forma intencional para el criollo. Ayer, el encuentro contra los Rockies de Colorado fue pospuesto por mal tiempo.
Pero el turno llegó, hoy 23 de abril de 2022, contra los rocallosos, en su casa el Comerica Park de Detroit. En el propio primer episodio, como tercer bate, con un out en la pizarra y hombre en primera, Cabrera hizo lo suyo ante un envío de su compatriota Antonio Senzatela y en cuenta de una bola y un strike, conectó sencillo por el jardín derecho, hacia la banda contraria, con la marca de la casa.
El venezolano se convirtió en el trigésimo tercer jugador, en toda la historia de las Grandes Ligas, que llega a los 3.000 hits. Es, apenas, el quinto pelotero nacido en Latinoamérica y el primero de los nuestros con dicha marca.
Cabe mencionar que es el primero, en 100 años, que con 500 o más jonrones arriba a los 3.000 imparables, ostentando un promedio vitalicio por encima de los 310 puntos. De hecho, si quitamos la estadística de los jonrones, es el tercero entre los bateadores derechos que consigue esta cifra teniendo tal promedio. Solo Roberto Clemente y Derek Jeter lo hicieron con anterioridad.
Mientras se discute y se decide si Omar Vizquel y Bob Abreu tienen los números para entrar en el Salón de la Fama para hacerle compañía a Don Luis Aparicio como el único venezolano; Cooperstown ya tiene reservado un lugar para José Miguel Cabrera, aquel muchacho flacucho que debutaba en 2003, un lugar que seguramente tomará desde su mismísimo primer año de elegibilidad.
Fue una petición suya que al momento de conectar el hit, como motivo de celebración, se escuchara en los parlantes del Comerica Park nuestro emblemático “Alma Llanera” del recordado compositor Pedro Elías Gutiérrez.
Yo nací en esta ribera del Arauca vibrador, vi jugar a Miguel Cabrera con su swing demoledor. Amo, lloro, canto y sueño con verle convertirse en inmortal. Felicidades Miggy, por tu logro y por tu carrera. ¡Venezuela te quiere 3.000!